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Editorial

No basta con el estallido

MARTES, 28 DE DICIEMBRE DE 2021
Publicado por

David Pellizzari



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Muchos entienden que la Convención Constitucional  es fruto del descontento ciudadano y una conciencia profunda de la necesidad de cambios profundos en el sistema político vigente, algo que habría comenzado a gestarse el año 2006 con la llamada revolución pingüina y que habría encontrado su punto culmine el 18 de octubre de 2019.

En términos estructurales, Chile se encuentra en una etapa posterior a un quiebre institucional que permitió la reforma constitucional, sin embargo, la historia Constitucional chilena ha vivido quiebres a lo largo de su evolución como república para algunos como producto de la represión militar.

En esta visión algo unívoca, el estallido social sería prácticamente la única causa del proceso constituyente que vivimos, el que sería una suerte de catarsis o síntesis social del proceso de revuelta popular que vivimos como país y sociedad a partir de octubre de 2019.

Sin embargo, esta concepción no da cuenta de otros factores que conforman un sustrato ideológico y social que permite entender el proceso que vivimos. La constitución formalmente vigente fue aprobada en un polémico plebiscito ratificatorio en 1980, luego de ser elaborada por un grupo de juristas bajo la supervisión directa de la Junta de Gobierno de la época, y con este hito comienza su tortuosa vigencia. En 1989, incluso antes de la elección presidencial que venció Patricio Aylwin, la Carta Fundamental ya sufrió una importante transformación con 77 reformas que fueron aprobadas en un plebiscito en que estaban de acuerdo tanto el gobierno militar como la entonces concertación en la oposición. Durante la transición, el texto constitucional fue objeto de numerosas reformas, siendo la más importante la de 2005, cuando deja de tener la firma de Augusto Pinochet y pasa a tener la del Presidente Ricardo Lagos Escobar, pero, incluso luego de las palabras de Lagos que señaló que “ahora sí representa a todos los chilenos”, la Constitución nunca dejó de ser objeto de discordia, nunca logró unir a los chilenos, y terminó por constitucionalizar el debate político durante décadas, y esa es la verdadera razón presente en el inconsciente colectivo del país completo, la que permite entender cómo una crisis social logra ser encausada a través del cambio del pacto social.


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