Autos sin conductor han empezado a circular por las calles con permiso de las autoridades, para el despacho de productos de la primera necesidad y para transportar los exámenes de coronavirus dentro de una clínica. Un servicio similar también comenzó a operar en China para despachar los productos de Alibaba.
Las grandes innovaciones han existido desde los inicios de la historia, remontándose a las primeras herramientas de metal, la rueda y la invención de la escritura entre otros y han hecho que las personas sean más productivas y las condiciones de vida sean mejores. También han ayudado a abrir caminos a nuevos trabajos. Como por ejemplo, en 1830 a un agricultor le llevaba 250-300 hrs producir 2.700 kgs de trigo. En 1890 con maquinaria tirada por caballos, tardaba solo 40-50 hrs. Hacia 1975 con los grandes tractores y cosechadoras, un agricultor podía producir en solo 3-4 horas. Como resultado, los alimentos se volvieron más asequibles y se hizo más improbable que la gente muriese de hambre. Además, la mayor productividad como consecuencia de la automatización condujo a los trabajadores agrícolas a emigrar a las ciudades, donde ayudaron a que la economía industrial se desarrollara y creciera.
Sin embargo, por muy maravillosos que hayan sido los beneficios de la tecnología, también se están dando en un entorno de creciente desigualdad y dificultades a la hora de encontrar empleo. ¿Qué pasaría a aquellos que no logran adaptarse al cambio después de ser reemplazado por la automatización? Por ejemplo, un minero fue despedido porque se implementaron tecnologías más sofisticadas en las minas. Es improbable que ese trabajo regrese. ¿Querrá este empleado trabajar en otro empleo por menos de un tercio de su salario anterior? Este minero dejará de buscar trabajo porque está muy cansado de tratar de encontrar empleos de remuneración similar y termina desmotivado. Pensemos ahora en el futuro de un grupo más amplio de trabajadores: a medida que los autos sin conductor se utilicen cada vez más, muchos de los transportistas como camioneros, conductores de buses, taxis y Uber perderán su trabajo.
En este momento estamos viendo con nuestros propios ojos que la innovación como la inteligencia artificial logran, con su capacidad de aprendizaje automático, reemplazar no solo las tareas rutinarias y codificables y realizadas en entornos controlados, sino también las tareas más complejas y analíticas con resultados variables. En este futuro próximo donde conviviremos rodeados de máquinas, lo que nos marcará la diferencia clave como humanos serán nuestras habilidades sociales y la capacidad de gestionarlas. El trabajo del futuro requiere la “inteligencia social”, la cual está considerada como una de las aptitudes mejor valoradas hoy en día para nuevos líderes y se define en el contexto laboral como la capacidad de una persona para conocer a otros, comunicarse y trabajar en equipo en forma empática y asertiva. Dale Carnegie fue un maestro de las habilidades sociales y observó que las personas mejor posicionadas en todas las facetas de la vida son aquellas que muestran más confianza en sí mismas y las que saben desenvolverse sin problemas en situaciones sociales complejas. Todos nosotros estamos llamados a adquirir y desarrollar esta habilidad para convivir con la Inteligencia Artificial.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas