Perú proclamó su independencia el 28 de julio de 1821, de modo que cumple y celebra su Bicentenario.
Los chilenos, y especialmente quienes somos ohigginianos, sentimos un gran cariño y una especial gratitud por este país hermano que abrió generosamente sus brazos a don Bernardo OHiggins Riquelme, cuando debió ir a su exilio. Le obsequió las haciendas de Montalván y Cuiabá, proporcionándole una subsistencia digna, y lo proclamó Gran Mariscal del Perú. Don Bernardo murió en Lima en 1842 y se le conoce como “el más peruano de los chilenos”. Recordemos que don Bernardo, como Director Supremo, hizo posible ingentes esfuerzos financieros y navales de Chile para que se pudiera concretar la Expedición Libertadora del Perú, que zarpó de Valparaíso el 20 de agosto de 1820, por lo cual su obra de gobernante tiene una atinencia no menor con la independencia del Perú.
Expresamos desde aquí nuestras felicitaciones y parabienes al noble pueblo peruano, y nuestros deseos de éxito y prosperidad en su porvenir.
En homenaje a esta fecha histórica tan relevante, comparto con mis lectores mi “Romance del Perú”, de mi autoría, como un sentido homenaje al país hermano.
ROMANCE DEL PERU.
La extensa comarca del Perú,
Llena de historia y de nobles valores,
Yergue su majestuosa estampa
En variados escenarios de colores.
Desde las azules ondas del océano
Hasta las altas crestas cordilleranas,
Caminado por desiertos hasta el Amazonas,
Una sola voz su canción fraterna entona.
Se entrecruzan el gesto altivo del inca,
La audacia indomable de Pizarro,
El valor supremo de sus próceres
El dulce ser de un pueblo generoso.
De sus entrañas benditas surgen
Las voces de las heroínas, llenas de valor,
El suave hablar del pueblo original,
Sus escritores y poetas entonan su creación.
Sus suelos feraces entregan sus frutos,
El mar proporciona su esplendor,
Sus entrañas están llenas de minerales,
El alma nacional, repleta de amor.
Cuando el clarín ha llamado
A la tierra amada a defender,
Todo el pueblo unido ha marchado
Bajo la bandera, a morir o a vencer.
Patria de alma noble y gentil,
Que a don Bernardo sus brazos abrió,
En tus campos feraces y alegres
Le permitiste vivir sin rencor.
Hoy, en tu Bicentenario, es tiempo
De recordar que eres una gran nación,
Que los trances difíciles se superan,
Que mantendrás tus valores con honor.
Pueblo hermano, de razas un crisol,
Nunca más volvernos a agredir,
Juntos, con la cabeza muy en alto,
Caminemos a un venturoso porvenir.