Hace poco más de 10 atrás los ojos del mundo se pusieron sobre las inmediaciones de la mina San José, en la región de Atacama, debido a que durante la jornada del 5 de agosto del 2010 un grupo de 33 mineros quedó atrapado en las profundidades del desierto, luego de que se generase un estrepitoso derrumbe mientras realizaban trabajos de extracción.
El grave accidente minero provocó verdadera conmoción entre familias y cercanos por la incertidumbre en relación al estado de los trabajadores, situación que se fue acrecentando con el paso de las horas y los días tras las infructuosas búsquedas efectuadas por diversos equipos rescatistas, labores a las que incluso se sumó el Gobierno por medio de la presencia en terreno del entonces ministro de Minería, Lawrence Golborne, y del presidente Sebastián Piñera.
Sin embargo, y luego de más de 17 días de búsqueda, los arduos trabajos de perforación con maquinaria pesada dieron sus primeros frutos al lograr extraer desde el fondo de la tierra el recordado papel con letras rojas que rezaba: “Estamos bien en el refugio los 33”, noticia que fue recibida con júbilo por Chile y el mundo al confirmar que los trabajadores permanecían con vida a más de 720 metros de profundidad.
De este modo, la operación de rescate avanzó hacia una nueva fase en que los equipos desplegados se volcaron al cuidado del estado de salud de los mineros, lo que se prolongó por otros 50 días más junto a una creciente expectación que era seguida por los medios de comunicación, quienes transmitieron en vivo y en directo cada detalle que rodeó al operativo.
Finalmente, y a pocas jornadas de cumplirse dos meses y medio del accidente laboral, llegó el esperado día en que los 33 mineros comenzaron a salir uno a uno desde el fondo de la mina San José con la ayuda de la recordada cápsula Fénix, labores en que fue fundamental el rol protagónico del integrante de la Brigada de Rescate de El Teniente, Manuel González, quien fue el primero en encontrarse cara a cara con los trabajadores y el último en salir de la mina.
“El primer encuentro fue un momento muy especial, porque aunque los habíamos visto por videoconferencia por la cámara que bajamos para comunicarnos, fue una emoción muy grande. El minero es un tipo muy rudo generalmente, y el nortino es más sacrificado que nosotros los de acá, en que muchos de ellos se quebraron y se pusieron a llorar”, detalló el también exfutbolista de O’Higgins de Rancagua.
“Cuando estábamos en ello teníamos a todo Chile en nuestras espaldas, todos querían que todo saliera bien y afortunadamente fue así, en que nosotros sentíamos como una sensación de respaldo, y por suerte se hizo un excelente trabajo logístico por parte de quienes estaban a cargo de nosotros”, destacó enseguida González.
Fue así como uno a uno de los 33 mineros comenzó a emerger desde el corazón de la tierra mediante un operativo que se prolongó por horas, y quienes fueron recibidos con lágrimas y aplausos por todos los presentes.
Por último, cabe destacar que entre los rescatados se encontraban dos mineros con lazos en la región de O’Higgins: Daniel Herrera, proveniente de la comuna de Marchigüe y que fue el minero número 16 en salir de la mina; y Samuel Ávalos, oriundo de la población Vicuña Mackenna de Rancagua y que fue el trabajador número 22 en ser rescatado.