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Editorial

Editorial: De Unasur a Prosur

VIERNES, 22 DE MARZO DE 2019
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Este viernes se celebrará en Santiago la primera reunión de la cumbre Prosur. De esta forma, Chile recibe a los mandatarios de los países que quieren dar vida a este nuevo organismo que pretende agrupar a naciones sudamericanas en torno a una instancia “sin ideología ni burocracia”, según palabras del presidente Sebastián Piñera. Y ha sido el mandatario chileno quien ha liderado la formación de esta nueva instancia que, de paso, busca ponerle una lápida a la Unión de Nacional Suramericanas (Unasur).

En la actualidad, Unasur, creado a principios de siglo, sólo está integrado por Uruguay, Guyana, Bolivia, Surinam y Venezuela. Y en el último tiempo ha sido duramente cuestionamientos por su postura ideológica y sus problemas financieros.

Por ello, en medio de la crisis de Venezuela y los nuevos ejes políticos de la zona, los mandatarios más ligados a la centro-derecha se han reunido en Chile para legitimizar este nuevo organismo denominado Prosur.

En este nuevo escenario, es válido preguntarse si esta iniciativa se trata solo de un rebautizo de nombre, o implicará una nueva doctrina, o un cambio ideológico en los liderazgos, o en la práctica se verán transformaciones profundas.

¿Qué une a los mandatarios de Prosur?: Sintonía política, apertura económica y rechazo al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

Pero el éxito de una nuevo organismo –llámese Prosur o de la forma que sea- dependerá más allá de simpatías políticas circunstanciales, ya que  pueden cambiar dependiendo las elecciones de cada país. Su éxito se basará en la concordancia de intereses y proyectos futuros. Y en este sentido, es necesario poner los esfuerzos en temas que han sido parte del debate de los últimos años, como por ejemplo, migración o tráfico de drogas en las fronteras, que se suman a una necesaria cooperación en diversas temáticas.

Por ello, el desafío de la cumbre que inicia hoy es ser más que un acuerdo de buenas voluntades, es demostrar que más allá de la contingencia del vecindario, en Sudamérica se puede avanzar en desafíos comunes.


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