En las películas de la mafia era habitual un esquema más o menos repetido: un tipo que va reuniendo ciertos recursos, y que va cobrando posición social por su “beneficencia” o “dar trabajo” (a cambio de favores muchas veces fuera de la ley). Así, iba por los negocios exigiendo una cuota a cambio de “protección”, es decir, no recibir daño a la propiedad y la integridad física del comerciante a manos de matones del mafioso. Por supuesto, también buscaban amenazar clientes y proveedores para tener el negocio en un chantaje estudiado para no permitir que alguien más pueda tener algún poder por sobre la subsistencia.
USA nunca ha permitido en nuestro continente ningún país que pueda ser independiente, dado que la independencia se considera hostil. Es lo más elemental de la geopolítica: no puedes ceder poder porque ese poder no se perderá, lo tomará alguien más. Por eso, no sólo contra gobiernos “de izquierda” USA ha operado: la historia de intervenciones abiertas y escondidas en el continente es bastante conocida, y el denominador común son los gobiernos soberanos. Pues bien, hace varios años hay una guerra económica, mediática y de divisas contra Venezuela, llamada eufemísticamente “sanciones”; bastante similar al de la coacción de la mafia: amenazas a proveedores, sabotaje de operaciones, amenazas a compradores, etc. Además, todo fuera del derecho internacional, no está ni cerca del respeto a la Carta de las Naciones Unidas. El mafioso no sancionará a quienes les bailen; por eso usará la carta de los Derechos Humanos haciendo vista ciega sobre Arabia Saudí o China, negocios son negocios.
Entonces, tenemos años de presión que hicieron en Venezuela brotar la corrupción y abusos de autoridad, incluida la violación de derechos humanos, dada la necesidad de la defensa interna: las FAES, la cuenta paralela de las Fuerzas Armadas (a cambio de la lealtad), etc. Obviamente, nada sucede si nunca se hubieran financiado drogas, formación para el sabotaje ni nada de lo que provocó una represión. Acá nos vendían como “atentado a la libertad de expresión” la represión a turbas que tenían morteros y cañones artesanales: imagine qué dirían los críticos de Maduro si acá los estudiantes ocupasen esa capacidad de fuego.
Estos días, los tienderos de varios Estados Nacionales, irán a llevar “ayuda” para cinco mil personas, por el daño del mafioso que es tres años de comida y medicamentos para los más de treinta millones de venezolanos. Estos días veremos quienes se ponen del lado de una mafia, que quiere poner a otro jefe en una tienda que desean en su poder. Sincerarán su ética política y de negocios.
Docente e investigador, Francisco Javier Larraín
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas