Carabineros enfrenta la mayor crisis institucional de su historia. Ayer, el Presidente Sebastián Piñera solicitó la renuncia al general director Hermes Soto, a raíz de los últimos acontecimientos que han rodeado el caso Catrillanca. Además, se cursó la salida de 10 generales del alto mando.
Las investigaciones por fraude que lleva la Fiscalía -cuyo desfalco supera los 26 mil millones de pesos- y la fallida ‘Operación Huracán’ -donde se acusa de manipular pruebas para vincular a comuneros mapuches en atentados incendiarios- ya habían golpeado duramente a una institución que hasta hace un par de años era la que gozaba de mayor confianza de parte de la ciudadanía.
El caso Catrillanca ha sido un mazazo suficientemente fuerte como para que el alto mando continúe en la institución, especialmente por la trama de mentiras, omisiones y nuevas informaciones que han salido a la luz pública en los últimos días.
¿Cómo se enfrenta una crisis donde se ha perdido la credibilidad, y se ha afectado la probidad y eficacia de la labor de Carabineros? ¿Cómo recuperamos la credibilidad en una institución que –por la función que cumple- es clave para el país?
En este sentido, se vuelve clave el proyecto presentado por el gobierno, el pasado 6 de noviembre, de una agenda de seguridad que incluye una profunda modernización a las policías, con mejoras en los procesos, la gestión y la operatividad de la institución.
Porque los últimos acontecimientos obligan a realizar una cirugía mayor en Carabineros, porque ha quedado absolutamente claro que las soluciones no pasa solamente por remover al alto mando.
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