Existen aproximadamente 400 millones de infectados con hepatitis B en el mundo, mientras que en Chile se estima que hay más de 30 mil personas que aún no se enteran que conviven con esta infección. Esta puede tornarse crónica y derivar en más contagios, cirrosis y/o cáncer hepático.
Ante esta situación este lunes se lanzó el plan piloto para tamizaje de hepatitis B en embarazadas, en el Cesfam N°2 de Rancagua, con el objetivo de detectar un porcentaje importante de madres portadoras para establecer una cifra generalizada a nivel país, en el primer trimestre de embarazo, tal como se hace con el VIH, sífilis y chagas.
“Una de las patologías que nos falta tamizar es la hepatitis B, otra de las patologías que se transmite de madre a hijo, por lo tanto, es una de las líneas que se deben atacar. Queremos demostrar que si podemos tomar a la embarazadas y detectarlas a edad temprana podemos intervenir a los recién nacidos, a ellos se le administra una inmunoglobulina y después la vacuna, quedando en un 95% protegidos de contraer la enfermedad”, indicó Liliana Guajardo,
La hepatitis B es una enfermedad viral, inmunoprevenible y una de las formas de contagio es la transmisión vertical madre-hijo. Esta puede ser hasta un 09% en ausencia de profilaxis, para ello los pilares de prevención son el tamizaje universal.
En Chile no existe información respecto a cuántos casos existen de transmisión vertical, por lo cual estos pilotos de tamizaje permitirán hacer un diagnóstico de la situación a nivel país e inmunizar a los recién nacidos desde el momento del nacimiento, con vacunas e inmunoglubina para prevenir la transición de la enfermedad, aunque la madre sea positiva.
Se eligió el Cesfam N°2 de Rancagua por sus características epidemiológicas y sociodemográficas, además de contar con una población de migrantes importante y considerando que en países como Republica Dominicana, Haití y Brasil existe un mayor porcentaje de prevalencia de hepatitis B.
Al respecto el seremi de Salud, Rafael Borgoño, manifestó que “vamos a tratar de garantizar que toda mujer embarazada que tenga hepatitis B no se lo transmita a su hijo. Esto es muy importante, ya que con esto estamos evitando una de las formas más comunes de transmisión de esta enfermedad”.
El programa piloto, que comenzó a funcionar desde el 5 de noviembre, tiene una duración de 3 meses.