La tortícolis muscular congénita, también conocida como cuello torcido, es una condición que afecta a cerca del 2% de los nacidos en Chile. Tiene mayor prevalencia en hombres que mujeres y puede generar desde dificultades para amamantar hasta retrasos en el desarrollo sensorio motriz del niño.
Se caracteriza por la contractura del músculo esternocleidomastoideo, que se ubica en el cuello y que permite mover la cabeza en distintas direcciones. En este caso, el músculo presenta una anomalía, un tamaño más pequeño de lo normal, lo que genera que no pueda moverla. Si no se trata oportunamente, puede generar problemas posturales en el niño o niña a futuro.
Uno de los signos más característicos es la desviación lateral de la cabeza del lactante, es decir, se visualiza inclinada casi rozando la oreja con el hombro. Eso hace que el niño siempre este mirando para el mismo lado y que existan ciertas posiciones que no le acomodan.
Sandra Sanhueza, kinesióloga y directora de la carrera de Kinesiología de la Universidad San Sebastián (USS), explica que esta deformidad del cuello se puede producir por múltiples factores. “Por una mala posición in útero que provoca una compresión o isquemia del músculo; también puede ser consecuencia de una masa ovoide fibrosada (nódulo) que se ubica en el tercio inferior del músculo; trauma al momento del parto por uso de fórceps o nacimiento en posición podálica, entre otras”.
El tratamiento, según explica la profesional, variará de acuerdo al grado de compromiso que presente el lactante. “En una primera etapa, se busca construir en el lactante una buena estabilidad posicional con un control postural y balance motor, que le permita realizar actividades de acuerdo a su edad y debe incluir estimulación sensorial sobre todo a nivel visual, auditivo, táctil”.
Ocasionalmente, se requiere algún tipo de cuello ortopédico para que sea usado algunas horas en el día, sin embargo, actualmente es más usado el kinesiotaping ya que permite mayor movilidad cervical del niño o la niña. Finalmente está un abordaje algo más invasivo, como el uso de toxina botulínica o intervención quirúrgica pero este tipo de tratamiento se da en muy pocos casos y en general están asociados a otra condición patológica.