El argentino no dio luces de su futuro como DT.
De la mejor manera partió el gran artífice de un equipo que dio un salto de calidad impresionante, llegando a alturas insospechadas para el más fanático de los hinchas celestes. Una final de liga, participación en torneos internacionales, el primer título de Primera División y ahora la Súper Copa. O’Higgins le peleó un lugar a los grandes desde 2012, mostrando una solidez, un fondo de juego y un sello distintivo del técnico, muy elogiado por los hinchas. Este fútbol cautivante es el que tiene al «Toto» en la vitrina grande, con grandes clubes añorando por contar con sus servicios. El estratega confirma esta noche de felicidad que no sigue al mando de su gran obra. El desafío para la directiva es grande y la elección debe ser muy bien pensada.
Las lágrimas de Berizzo confirman el sentimiento que lo unió con la camiseta celeste. Su última imagen sobre una cancha con el buzo de O’Higgins lo tiene levantando una copa, como en un sueño.
Ricardo Abumohor, gerente general de O’Higgins, prefiere ponerle paños fríos al adiós. «Agradecido de todo lo que se ha hecho, de la gente, de la unidad, siempre he dicho que esto no lo hace una persona», manifestó el mandamás del Capo de Provincia.
El protagonista, el artífice, Eduardo Berizzo, expresó que «hemos vivido emociones verdaderamente fuertes que harán que en mi cariño siempre estarán».
Agregó que «mi objetivo era hacer sentir a la gente orgullosa de su equipo, creo que eso se ha cumplido».
Sobre su futuro como entrenador, dijo que eso se verá «más adelante». «No me pareció ético ni correcto hablar de opciones», terminó el «Toto».
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