Ya no me sorprende que de vez en cuando se acerque o te llame una persona conocida y te pida que escribas sobre un tema determinado que le genera descontento, atención o bien satisfacción. Generalmente los temas que generan descontentos superan ampliamente a los temas que producen satisfacción. Es parte de nuestra idiosincrasia, tenemos la mala costumbre de fijarnos más en los aspectos negativos de una situación que en los positivos, quizás esto se deba a que generalmente los efectos de los aspectos negativos son más permanentes y dolorosos, en cambio los positivos son más escurridizos y temporales.
Una columna de opinión es la voz de un ciudadano que comunica sus sentimientos y mirada particular de la vida o de aquellos acontecimientos que tienen consecuencias sociales, políticas, económicas o culturales sobre la sociedad, y que, además, cree interpretar el sentir de otras personas que piensan igual y no tienen la oportunidad de escribir en un medio de comunicación; también está la egoísta intención de influir en el pensamiento de los demás, ya sea para imitar o bien para disentir. Con provocar cualquiera de las dos reacciones la misión está cumplida.
Cuando me preparaba a seguir escribiendo sobre las columnas a pedido, me llamó un amigo y me preguntó sobre qué había escrito esta semana y si sabía sobre el nombramiento del nuevo presidente de la Corte Suprema, le contesté que no. Es un señor Ballestero, me contó algo inquieto. No lo conozco le dije, ¿pero cuál podría ser el problema si estamos en democracia?; ¿Que no sabes?; continuó, es un juez que estuvo metido en los consejos de guerra durante la dictadura y siempre ha tenido una reacción negativa sobre los derechos humanos, además es partidario de la prescripción de los delitos de lesa humanidad ocurridos en Chile. ¡Imagina, hoy presidente de la Corte Suprema!; ¡Parece que la derecha se está apropiando democráticamente de todos los poderes del Estado!, continuó.
¿Como es eso, le pregunté? Mira, me dijo: Tienen en sus manos el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, si bien está en empate, basta con la comprar de un solo voto de un parlamentario independiente o de oposición para conseguir lo que quieren. Hoy suman el Poder Judicial, sin contar que además tienen el poder económico y los medios de comunicación en sus manos. ¡Recuerda que también quieren tomarse la Fiscalía Nacional, por eso le hacen la vida imposible a Chahuan!
Me quedé pensando en el llamado, si bien creo en la separación de los poderes del Estado, los temores de mi amigo son razonables. La derecha chilena, a lo menos una parte de ella, no es confiable. ¡Sin embargo creo que la democracia aún no está en peligro!
José Álvarez Lara