
La nueva política habitacional ya anunciada por el Presidente Sebastián Piñera, consiste en un programa de subsidio hecho a la medida.
A través de una carta firmada por Alexander Kliwadenko, Director Social de Un Techo Para Chile y Vicente Burgos, Director del Área Vivienda Definitiva de la misma institución, se critica la nueva política habitacional de gobierno, por no incentivar la confianza y el desarrollo de las habilidades comunitarias.
La nueva política habitacional ya anunciada por el Presidente Sebastián Piñera, consiste en un programa de subsidio hecho a la medida. El Primer Mandatario explicó en una ceremonia efectuada el pasado mes de junio, que “este es un subsidio que busca entregar la mayor libertad posible a las familias para que puedan elegir y escoger su vivienda”.
Los subsidios están orientados a viviendas de entre las 600 y 2.000 UF, con un monto que varía entre las 500 y 100 UF, dependiendo del valor de las viviendas. A mayor grado de vulnerabilidad de la familia, mayor es el subsidio.
Ante esto, la misiva de los directivos de Un Techo para Chile indica que “la experiencia nos ha llevado a la convicción de que mientras las personas tengan amplias posibilidades de construir una perspectiva común, mayor confianza existirá entre ellas. La falta de confianza es incompatible con el buen funcionamiento de una sociedad”.
En el texto se afirma que “una de las mejores oportunidades en las que la política puede incentivar la construcción de confianzas en una comunidad, es el proceso a la vivienda definitiva. Así lo hemos experimentado en los numerosos proyectos que, como organización, hemos acompañado a las familias de campamentos. Éstas se organizan, se conocen y toman conjuntamente decisiones de dónde, cómo y con quién quieren vivir, esenciales para la construcción de un barrio con acceso las oportunidades que la ciudad entrega”.
Se explica que “los anunciados cambios a la política de vivienda social que –tal como se hizo en el pasado con los blocks– permiten la postulación individual a través de bouchers para una eventual oferta si bien posibilitan rapidez en las soluciones, no incentivan la confianza y desarrollo de habilidades comunitarias, capital social de los que menos tienen”.
Finalmente ambos directivos exponen que “estos cambios, aunque no eliminan la postulación colectiva, no generan incentivos para que ésta ocurra. Surge entonces la pregunta, si no es en la escuela, en la universidad, y ahora probablemente tampoco en los barrios, ¿dónde nos encontraremos hoy los chilenos?”.