El espíritu deportivo

         Empezaron los Juegos Panamericanos, los que serán seguidos de los Parapanamericanos, entregándonos la oportunidad de disfrutar de los más variados deportes, a través de una fiesta deportiva que por primera vez se desarrolla en nuestro país.

         Viendo en estos días las imágenes que nos trae la televisión, no cabe menos que felicitar a los organizadores, los voluntarios que apoyan el desarrollo de las diversas competencias y en forma muy especial, a todos y cada uno de los deportistas participantes.

         Independiente del espectáculo que disfrutamos, subyace detrás de lo que vemos, una impronta particular y única en quienes se enfrentan al desafío de la competencia.

En primer lugar prevalece en ellos el espíritu deportivo u olímpico, algo difícil de definir y que engloba muchos otros conceptos, desde lo expresado por el Barón Pierre de Coubertin, en cuanto a que lo importante no es ganar, sino competir, hasta lo que hoy en día se dice, en relación a que la recompensa no está en el triunfo, sino en el desarrollo del proceso que lleva a él.

Nadie niega que todo competidor busca ganar, pero no debe olvidarse que lo primero es superarse a sí mismo y por tanto, es también un triunfo mejorar la propia marca.

Otro signo distintivo de un deportista es la capacidad de trabajar en equipo, no solo en los deportes colectivos, ya que en los individuales la correcta preparación y por tanto el eventual triunfo, recae también en el grupo de profesionales que apoyan al competidor.

En síntesis, es toda una filosofía de vida que nos enseña aspectos trascendentales para el ser humano, como entender que el triunfo de alguien no es motivo de envidia, sino de superación para poder llegar donde el otro ha llegado.

De hecho, tanto el éxtasis de la victoria, como la agonía de la derrota, palabras que empleaba un antiguo programa deportivo, nos entregan experiencias utilizables a futuro, no solo en la competencia, sino que también en la vida.

Esperemos que la expresión citius, altius, fortius, en castellano; más rápido, más alto, más fuerte, siga siendo conceptualmente la inspiración de superarse a sí mismo.

         Se lo que me va a decir estimado lector, que lo dicho no es ninguna sorpresa, ya que se enmarca dentro de lo esperable para quienes participan de un deporte, aseveración que es cierta, pero usted debería coincidir conmigo, como reza el dicho popular, que las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan.