Con motivo de haber publicado mi libro de poemas “Teodicea”, cuya presentación en público no he podido hacer por las circunstancias de emergencia en que nos encontramos, y habiendo recibido tan buena acogida de mi columna anterior, comparto con mis amables lectores otros dos poemas incluidos en él.
Crepúsculo
Hay momentos
En que el alma deja el cuerpo,
Y huye, hacia ignotas dimensiones.
Regresa embebida en sensaciones,
Renovada por el contacto con el arcano,
Cargada de fuerzas poderosas.
Como el hijo pródigo,
Retorna nostálgica, arrepentida,
Al encuentro con su carne.
Vuelve con humildad,
Del palacio, a la choza,
De la eternidad, al momento.
Ayer
Ayer.
¿Qué es ayer?
Solo una sucesión de sueños nonatos,
Difuminados en el correr de los días.
Una obra de teatro
Que no quisimos escribir, ni menos actuar.
Soñamos que ayer fue bello,
Que fuimos felices,
Que el dolor fue placer.
Hoy, ya no podemos distinguir
El uno del otro,
En la bruma de los años.
Ayer,
Es el espejo que se burla, mostrándonos
Lo que derrochamos,
Y entre voces quedas, casi silentes,
Oímos palabras de amor, y gritos rebeldes,
En una sordina extraña, casi ajena.
Ayer,
Es cuando construimos un futuro que no es éste.
A fuerza de repetir lo mismo,
Infatigable, ciegamente,
Ayer y presente no son sino lo mismo,
Un agua oscura en que nos sumergimos
Como peces boqueantes que necesitan respirar…