PUBLICIDAD
Actualidad

Experta asegura que precipitaciones "afectarán el posicionamiento de nuestra fruta en los mercados de destino"

MIÉRCOLES, 14 DE NOVIEMBRE DE 2018
Publicado por

Jaime Castañeda

Editor El Tipógrafo

Karen Mesa, académica del Instituto de Ciencias Agronómicas y Veterinarias de la Universidad de O’Higgins, analiza el impacto de caída de granizos en frutales y los desafíos que estos fenómenos imponen al mundo del agro.


PUBLICIDAD

La Región de O’Higgins representa cerca del 25% de la producción frutícola nacional, por lo tanto, los efectos climáticos sobre este sector económico tienen un fuerte impacto.

Actualmente, encontramos especies que están aún en un período de floración, como ocurre en kiwi verde y vid; mientras que otros se encuentran en un estado de crecimiento de fruto, como en la mayoría de carozos y pomáceas (ciruelos, durazneros, manzanos y perales, entre otros); y finalmente, encontramos en particular una especie que se encuentra en período susceptible, que corresponde a cosecha, como lo son las cerezas tempranas de esta región.  “Son estas últimas las que pueden verse más afectadas con los granizos y lluvia caída, pues afecta directamente la calidad y condición de poscosecha de la fruta. Estas características afectarán el posicionamiento de nuestra fruta en los mercados de destino externos, acordado previamente en la planificación de la cadena de comercialización, pudiendo tener resultados desfavorables en el retorno a productor”, reconoce Karen Mesa, académica del Instituto de Ciencias Agronómicas y Veterinarias de la Universidad de O’Higgins.

“Nuestra Región corresponde al cultivo con una mayor superficie plantada, por lo tanto, la repercusión económica puede ser aún mayor”, precisa la experta.

Karen Mesa dice que “para el resto de los cultivos se deben evaluar los daños, y ver la forma de recuperar el estado óptimo de producción de nuestras plantas, para una correcta asignación y repartición de asimilados, que puede sufrir algunos cambios en los patrones de transporte entre fuente y sumidero, pero siendo las plantas un organismo vivo inteligente, podrán reconocer el estrés producido y responder para continuar con un desarrollo adecuado para obtener una cosecha comercial sin grandes mermas”.

No obstante, la académica puntualiza que “nuestros agricultores hace unos cinco años o más comenzaron a realizar inversión e investigación en una agricultura protegida, con la implementación de cobertores plásticos, utilizados como techo permanente o temporal, para encontrarse protegidos en los períodos más críticos y susceptibles”. Agrega que “tal vez, quienes tengan implementada esta tecnología, hoy pueden estar más tranquilos respecto al evento sufrido. Sin embargo, para el resto de los productores, y no solo productores de cereza, la interrogante de invertir en agricultura protegido deberá ser evaluada para una próxima temporada, si lo que se espera en continuar siendo competitivos en esta fruticultura tan cambiante”.


PUBLICIDAD
Comentarios

Cargando...
PUBLICIDAD
Loading...