Erich Fromm, conocido por “El arte de amar” desarrolla, en otro texto, la noción de emancipación desde su perspectiva psicoanalítica y política. En resumen, muy que muy resumido: es la capacidad de desarrollar el potencial infinito de creación y acción humana más allá de las restricciones de contexto social de origen.
La diferencia con la libertad, y que a mucha gente se le escapa es que mientras la libertad es la capacidad de ejercer la voluntad (o mero deseo) en hacer algo que a uno se le antoja, la emancipación debe incidir en el hecho de hacer el bien por uno y expresar ese bien para la comunidad.
Incluso, mucho antes de Erich Fromm, en el último capítulo de “de la Teoría de los Sentimientos Morales” Adam Smith establece que el fin de la acumulación de capital, a través de la glorificación del egoísmo del capitalista, debe ser el de compartir el capital con la comunidad del capitalista (curioso que la codicia del texto se recuerde, pero no su último capítulo).
Incluso en salud mental, esa posición de egoísmo que entiende que se debe hacer el daño antes de ser, paranoicamente, dañado se considera patológico si se expresa como la estructura de personalidad o desde la naturalización de la interacción social de un entorno (por ejemplo, en la empresa o actores económicos). Resulta vergonzante que se defienda la libertad sin generar la emancipación, se favorece al consumidor antes que a la persona.
En un contexto social donde se busca dañar o hacer actuar al otro, aprovechando su “libertad de elegir” en contra de su propio interés es donde veo también una aproximación a la psicopedagogía. Es decir, ¿cómo podría la población que no ha estudiado neuromárketing, psicología social o similares enfrentar decenas de esos profesionales en cada producto entregado en el mercado? ¿Cómo enfrentar la fantasía de que al consumir estamos eligiendo, si se gastan dineros que no juntaríamos en la vida para entender cómo reacciona nuestro organismo al ser expuesto a publicidad?
La psicopedagogía no sólo se preocupa de los comportamientos y fenómenos psíquicos en el marco educativo; la psicopedagogía con enfoque social entiende también la orientación de colectivos humanos, la búsqueda de la mejor comprensión de quién se es en el mundo. Hoy fenómenos como el sobreendeudamiento producto del perfeccionamiento de las pulsiones de consumo, con salarios continuamente estrangulados, deben considerar apoyos.
La educación financiera no debiese estar sólo en mano de gente “del área”, si no se apoyan en recursos didácticos que permitan a las personas tomar decisiones, antes que ser explotados en sus miedos, ahí es donde debe estar considerada la función de la psicopedagogía, para garantizar ese potencial de emancipación.
Francisco Javier Larraín Sánchez
Docente AIEP
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