Columna de Aliro Millar Lazo
Ingeniero Comercial, Magister en Economía y Magíster en Tributación
Con amplia publicidad se dio a conocer la primera sentencia emanada de un tribunal tributario que acoge requerimiento del SII y aplica la “norma general anti elusión” (NGA) a un contribuyente del rubro forestal de la región del Biobío.
En una resolución de 23 páginas, el Juez titular del TTA del Ñuble y Biobío, en resumidas cuentas determinó que la operación empresarial de una sociedad sólo se basó y tuvo por finalidad disminuir su base tributaria. Más allá de describir en concreto cuál fue la operación repudiada por el tribunal, lo que resulta novedoso es que por primera vez en Chile se aplica la compleja y tan temida Norma General Anti Elusión. Norma que fuera creada el año 2014 y que nos rige a partir del 30 de septiembre del año 2015.
En círculos de operadores del derecho tributario han surgido voces críticas a la sentencia y sin afán de cuestionar el fondo de la decisión del tribunal, se aprecian inconsistencias y poca profundidad intelectual a la hora de imponer su criterio, quedando a la simple lectura, más dudas que afirmaciones jurídicas fundadas. A modo de ejemplo: ¿Cómo conviven la norma Constitucional del Art. 19, nº 21 con la NGA? ¿Qué ocurre con el peso de la prueba y cómo se fundamenta por parte del SII? ¿Cómo se fundamenta el fondo fáctico de los hechos? ¿Qué ocurre con los principios generales de buena fe, legalidad, libertad del contribuyente?, etc. Todos aspectos que, era esperable, fueran más profundizados por el fallo.
Ahora bien, a raíz de esta sentencia surgen dudas de fondo y que no son de carácter meramente técnico–tributario ¿Por qué luego de 9 años de su entrada en vigencia, recién ahora un TTA falla aplicando la NGA? ¿habrán sido los últimos acontecimientos nacionales que todos conocemos los que motivaron dicho criterio y no la propia ley?
Con todo, aun queda un largo camino judicial para el caso en concreto y habrá que observar como van resolviendo los tribunales superiores. Lo relevante y revelante con este fallo, es que la NGA es una norma interpretativa y no operativa y por ende requiere de una abstracción intelectual robusta para su comprensión y aplicación.
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