Priorizar las urgencias

Estoy apoyando el trabajo de la Fundación Refugio, que se esmera en atender las necesidades de rehabilitación de personas con consumo de drogas y de personas en situación de calle. Cuento esto porque estoy, más que afectado, inquieto con urgencias que como creyente, entiendo mal enfrentadas. La Fundación es de orientación cristiana pentecostal, yo soy católico, pero el amor a Dios no me hace olvidar que Cristo está en cada persona con algún problema o necesidad.

Llevo meses escuchando personas de dudosa catadura moral metiendo miedo con la eventual “homosexualización” de los niños que su no lectura de identidad de género les hace repetir. Sin embargo callan respecto de un hecho real, supongo que los rasgos psicóticos de enajenación de la realidad les hace ver inescapable la perversión sexual imaginaria, antes que las miles de vidas reales destruidas a niños producto de la droga. Ahí donde sí hay forzamiento en la vida sexual no les importa.

El caso es que, hay gente que se da ese trabajo en la región, pero que no son tan conocidos; ello no obsta a que justamente ese desconocimiento ha hecho que se busque la innovación profesional en la Fundación. Imaginar el cómo apoyar es necesario para no repetir actividades que puedan fallar, una vida recuperada son varias vidas a las que se aporta.

Hemos realizado un trabajo conjunto con estudiantes de psicopedagogía, en detalle casi clínico en una proyección que excede el año de trabajo, y eso en un compromiso responsable. En muchos lugares entra y sale gente deseando aportar, pero no continuan su aporte, diluyendo. Hay una oportunidad de mejorar ahí donde es urgente, y la psicopedagogía fomenta la transformación hacia el alcance de la propia autonomía de la persona que se apoya en la comunidad de Refugio; evitando la dinámica sectaria se busca la dignidad en el potenciamiento de muchas habilidades que pudo deteriorar el consumo de sustancias. Los docentes que nos han acompañado han resultado cruciales en la adecuación y orientación hacia las necesidades de cada perfil; no hay oportunidad de fallar, se juega el futuro de varias familias.

Supongo que no es necesario hablar de las tragedias que trae el consumo de drogas, las ciudades de la Región y el mundo tienen evidencia palpable de su destrucción. Agradezco tanto el hecho de tener un grupo de colegas y mi jefatura que entienden que desarrollamos un campo, una reorientación y reflexión de urgencia sobre la labor de quienes trabajarán necesidades educativas especiales. Como dice el acervo popular: se juntaron el hambre y las ganas de comer.

Francisco Javier Larraín