Con las negociaciones cerradas y los nombres puestos sobre la mesa, ahora comienza una nueva etapa de cara a las elecciones de noviembre próximo.
En la región de O’Higgins, el escenario político estará marcado por la elección de diputados, a raíz de la creación de los nuevos distritos 15 y 16, que obliga a desplegar mayores esfuerzos a quienes quieran llegar al Congreso en marzo próximo. Además, los comicios de este año serán los primeros sin el sistema binominal, modificación que permitió además aumentar el número de parlamentarios, por lo tanto, ya se auguran algunos cambios en la conformación de la Cámara Baja.
Este año, la Sexta Región no tendrá que elegir a sus representantes del Senado, ya que solo habrá elección en las regiones impares. Por ello, en O’Higgins habrá también especial atención para los consejeros regionales, la segunda elección en la historia a través de la votación popular.
Pero los comicios de noviembre ya dejaron un damnificado. Se trata de la fallida elección de gobernadores regionales, que pretendía elegir a través del voto a una nueva figura política que reemplazaría al actual intendente. La falta de voluntad política para avanzar más decididamente en la aprobación de proyectos de ley que permitieran generar el escenario adecuado –en materia de atribuciones y facultades de este nuevo cargo- evitó dar un paso importante en materia de descentralización.
A cerca de tres meses de las elecciones de noviembre, ¿qué es lo que espera la ciudadanía?
En medio de un clima de desconfianza y de falta de representación, la invitación a los cientos de candidatos es a sumare a una campaña de ideas, donde haya espacio para el debate de materias que realmente afectan al electorado, con posiciones claras en temas que el próximo gobierno heredará y que deberán discutirse en el Congreso, como por ejemplo, la reforma de pensiones, la delincuencia, la salud pública y otros de carácter valórico.
Las ideas deben tomarse esta campaña, dejando fuera las descalificaciones y las peleas políticas sin fundamento.
Una campaña que, en definitiva, termine generando empatía con el electorado, y una mayor conexión con las reales necesidades de la ciudadanía. No es un misterio que los chilenos en las últimas elecciones han dejado de manifiesto su lejanía con la clase política, demostrada con altos niveles de abstención. Por ello, estos meses de campaña se pueden transformar en una buena oportunidad para que los candidatos –con ideas y debate de alto nivel- puedan revertir la tendencia de los últimos comicios en materia de participación.
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