La asfixiante tendencia ciudadana de hacer rodar la creciente cantidad de automóviles por las urbes de nuestro país, cuestiono que sea signo de desarrollo, de bienestar.
El desarrollo es un concepto que tiene múltiples efectos, no siempre los mejores. Suele asociarse mucho al plano de lo económico, y así se mide, pero es un área y mensura muy parcial.
Los seres humanos somos seres de necesidades múltiples, muy diversas y complejas .La necesidad hace a las personas. Las necesidades han de satisfacerse, desde las más básicas o elementales.Obviamente son de carácter económico ,sociales ,culturales, etc.
¿Qué hace al desarrollo de una ciudad y de un país? ¿Es lo mismo desarrollo que progreso?
Aprendimos hace unas décadas que el desarrollo de un país también se mide por la cantidad de kilómetros de carreteras pavimentadas en buen estado, por las redes de agua y de energía que abastecen a la población.
Chile, un país con un extenso territorio, carece de un ferrocarril de excelencia, medio de transporte estratégico indispensable. También el nivel y cantidad de generación de conocimiento – factor más estratégico aún – es una fatal carencia nacional, área que sí mide los estándares de desarrollo en el plano internacional.
Caminar por las veredas de las ciudades, en particular por la ciudad de Rancagua, capital de región, indica, por el lamentable estado de deterioro de ellas, que no es precisamente desarrollo…lo que se observa y se sufre al transitar por ellas. Tan solo un caso – la vereda, también la calle – de Bernardo Cuevas desde Freire hacia el oriente son intransitables.
La frase de que Chile “está en el umbral del desarrollo » como dijo hace poco tiempo un ex presidente del país en una cumbre de mandatarios, la desmiente entre otras cosas y realidades, el estado de las veredas por las que a diario caminamos los ciudadanos. Y, a quien le venga el sayo que por lo menos se lo pruebe…
Carlos Poblete Avila
Profesor de Estado
Director Centro de Estudios
Conciencia Crítica
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