Verdades Que Incomodan 2

En esta segunda y última parte de una columna de opinión con el mismo título, también publicada por
El Tipógrafo, solo deseo agregar lo que todo diagnóstico, crítica o reflexión (como las que formulé en la
primera parte), deben también incluir y que es una propuesta o visión de futuro.
Y es que omití en mi anterior escrito mencionar algo que también es preocupante respecto a la actual
Oposición: Sus pequeños liderazgos más bien excluyentes y la ausencia de líderes de peso, elocuentes e integradores, lo que se agrava con una carencia de contenidos, ideario e iniciativas.
Resulta vergonzosa la ausencia de un borrador propio de Constitución hecho por la Centro Derecha, que pudiera reflejar y dar cuenta de una visión propia. Su definición de Estado, Economía, Derechos fundamentales, ampliación de las libertades, protección del medioambiente, igualdad ante la Ley, etc.
Se “sepultó” la Constitución vigente y el abortado borrador de la Convención Constitucional e incluso
algunos están sugiriendo resucitar la casi desconocida propuesta Bachelet. Curioso e impensado ha
sido ver a dirigentes de RN acudiendo a pedir ayuda a Ricardo Lagos y luego en reuniones con los Ex
Presidentes Piñera y Frei. Hecho que señalé hace una semana, que serían ellos un buen aporte a la
nueva Carta Magna que se pretenda redactar. No obstante, insisto, es lamentable que Chile Vamos no
sea capaz de redactar su propio borrador.
Tal parece que el Instituto Libertad e Instituto Libertad y Desarrollo (asesores de RN y UDI respectivamente) están sumidos en una especie de reposo y no han trabajado, al menos
públicamente, en un texto constitucional que también podamos ofrecer al país.
Pobreza o ausencia de un discurso propio, es lo que también auto acorraló a la derecha los últimos
años. Además durante el período de la Convención, fuimos testigos de lo mismo, el esfuerzo de
muchos por oponerse, negarse o buscar atenuar lo que no les gustaba de la propuesta constitucional,
pero sin mostrar propuestas alternativas a lo que nos negábamos a aceptar.
La derecha sin mensaje propio, solo reaccionaria. La derecha desarticulada, como un monstruo
mitológico de varias cabezas, debatiéndose entre discursos altaneros y por otra parte mensajes de
entreguismo, llenos de complejos y verdaderos disfraces. Algunos también sumergidos en la tentación
de ser de derecha, pero tratar de no parecerlo.
El desafío para este avasallador y cercano futuro es liderar e integrar, es sintonizar en serio con la
realidad nacional, las necesidades sociales verdaderas y no conformar formulas con una calculadora
electoral en la mano, sino con visión de Estado, con sentido común y generosidad.
La oposición, paralelo a su actuar en esta nueva etapa post plebiscito, requiere asumir sus derrotas,
reconocer que teniendo buenas ideas posee un pésimo mensaje, que el recambio apremiante en sus
filas no ha existido y que posee poderes fácticos en su interior y exterior que lesionan su libertad y
credibilidad.
El futuro requiere partidos de Oposición con contenido, fieles a su historia pero en evolución,
propuestas, discurso propio, proyectos nítidos y no ser auténticas máquinas electorales que acomoden
el discurso a lo que se muestra más atractivo en una última encuesta. Una derecha moderna, otra vez
en terreno y en las calles, no tras un teclado o red social, una derecha que efectivamente privilegie el
Bien Común y que encabece materias tan trascendentes como una efectiva Regionalización. Una
derecha dialogante.
Realizar Consejos doctrinarios, revisar y desechar fórmulas derrotadas, hacer diagnósticos sociales
certeros, iniciativas propias y un recambio de verdad es lo que las bases demandan, opinan y añoran.
Lo que también reclaman nuestros simpatizantes desde su legítima independencia. No solo un cambio
de rostros, sino un cambio de verdad. Una derecha diversa que se respete y coexista, donde terminen
las zancadillas y protagonismos, una Derecha Social y con un tinte nacionalista (en el bien entendido
significado del concepto, referido a identidad y valores patrios).