Escuchados los comentarios fundados de prestigiosos profesores constitucionalistas, de los más variados sectores de opinión, además de mi propio análisis, se llega a la conclusión que el proyecto de Constitución que será sometido a plebiscito el próximo 4 de septiembre contiene preceptos que le restan un verdadero sentido democrático.
El texto aprobado por la Convención vulnera la igualdad ante la ley, que es piedra angular de toda democracia, en la cual todos debemos ser iguales en derechos y deberes. Recordemos que todo derecho genera el deber correspondiente, y sucede que a los pueblos aborígenes se les pretende reconocer derechos preferentes sin deberes recíprocos de ellos hacia Chile, que justifiquen la ventaja otorgada. Crear grupos de ciudadanos con derechos distintos, sin los deberes exigibles equivalentes, vulnera gravemente la igualdad ante la ley.
La preceptiva constitucional que crea naciones aborígenes, a las cuales se le otorgan o conceden privilegios en perjuicio de quienes no son de esas etnias, genera una discriminación positiva, entendiendo por este concepto que se discrimina a personas, en este caso por raza, concediéndoles a unas ventajas en desmedro de otras.
Muestra de lo que decimos es que en la Cámara de Diputados se crean escaños reservados para quienes acrediten formar parte de las etnias aborígenes. En virtud de esta prerrogativa, un once por ciento del electorado nacional se adueña de un número de escaños y podrá disponer de ellos, sin necesidad de competir, sin más mérito que su raza, lo que es una evidente discriminación positiva en su favor y negativa para el resto de la ciudadanía.
Derivación del racismo aborigen que se pretende imponer, es la creación de un segundo sistema de justicia, distinto del actualmente existente. Habría dos regímenes de justicia, uno más favorable y benévolo en favor de los llamados pueblos originarios, por el solo mérito de tener esa raza.
Más aún, se pretende concederle a las comunidades formadas por tales aborígenes, una dosis de autonomía que conspira con el estado unitario chileno, por el solo hecho de formar parte de una raza reconocida como tal por el texto constitucional.
Tales conceptos y preceptos no son democráticos, y es razón sustancial para rechazar el proyecto constitucional en el próximo plebiscito.