Al Maestro Sin Cariño

El título de esta columna, nos recuerda una película del año 1967, llamada “Al Maestro con Cariño” protagonizada por el actor Sidney Poitier. La trama de esta película es el esfuerzo que hace un profesor afroamericano para ganarse la confianza y el cariño de sus alumnos(as) y así poder ejercer en forma eficiente y eficaz la docencia. Siempre pensando en lo mejor para sus alumnos. En Chile esta película impactó, ya que todavía no se veían en nuestro país, salvo excepciones, las actitudes de faltas de respeto e irresponsabilidades de los alumnos con sus profesores, ya comunes en esa época en Europa y Estados Unidos.

Pero en Chile todo comenzó a cambiar, los profesores admirados y respetados socialmente, empezaron a ver con tristeza, como esta sociedad y los alumnos comenzaron a mirarlos en menos y no respetarlos. El cambio sin lugar a dudas tiene parte de interpretación con la sociedad individualista, arribista y preocupada de tener más que de ser más, que impulsó la dictadura militar y los “Chicagos boys”, economistas neoliberales, que se adueñaron del destino de los chilenos. Quién iba a respetar a los profesores si ganaban tan poco, al término de la dictadura militar, 28.000 profesores recién incorporados a la docencia, ganaban el sueldo mínimo de la época, incluso inferior porcentualmente al sueldo mínimo actual. Además, comenzó en forma incesante el desprestigio de la educación pública, con el fin de destruirla y favorecer la educación privada, vista como un buen negocio, más que un aporte sincero hacia la calidad de la educación.

Si bien los gobiernos de centro izquierda, mejoraron el sueldo de los profesores y las condiciones de la educación pública, esto no fue suficiente para levantar el ánimo menoscabado los profesores y el constante desprestigio orquestado de este tipo de educación, haciéndola competir en desventaja con la educación privada, comparando resultados académicos, cuando las realidades sociales, culturales y económicas de ambos tipos de educación son geométricamente opuestas.

Según los últimos datos de las postulaciones a la universidad se señala una baja ostensible de las postulaciones a las carreras de pedagogía, situación que hace prever que hacia el año 2025, falten profesores. Ahí están las consecuencias del trato económico y social dado a los profesores. Hoy día hasta los jóvenes con vocación ya no se arriesgan a titularse de profesores, cuando además de lo anterior a través de los medios de comunicación se tilda a los profesores de “flojos”, por oponerse a las clases presenciales, mientras no se asegure el no contagio del virus, entre los profesores, alumnos y apoderados. Los detractores del profesorado desvalorizan el tremendo esfuerzo hechos por los decentes para mantener las clases a través del internet, una modalidad para la cual no estaban preparados.

Es lamentable la realidad y el futuro de la pedagogía en nuestro país. Un poco de cariño, respeto, mejores sueldos y condiciones de trabajo de los docentes, en especial en la educación pública, ayudaría al renacer de las vocaciones pedagógicas.