La unión hace la fuerza

En la historia de la humanidad y por cierto de nuestro país, periódicamente se presentan situaciones originadas por la naturaleza o los hombres, que traen graves consecuencias, como la que estamos viviendo producto de la pandemia en desarrollo.
En esas ocasiones, pareciera que el volumen y gravedad de las dificultades son casi imposibles de superar, o a lo menos, de hacerlo fácilmente.

Al ocurrir el fenómeno y ver sus consecuencias, nos sentimos inicialmente agobiados y vulnerables como seres humanos, en especial cuando vemos los efectos de todo el tipo que una situación así acarrea, en los más variados ámbitos del quehacer nacional, regional y comunal y el sufrimiento de las familias afectadas por la enfermedad de alguno de sus integrantes, o por las consecuencias sociales que implica.

Hoy día, en que estamos como nación viviendo las consecuencias del covid 19, no debe existir la menor duda que lo superaremos, pero no por ser una simple declaración de intenciones, muy por el contrario, la emergencia será superada básicamente porque los chilenos siempre a lo largo de la historia, nos hemos levantado frente a las dificultades, tomando como elemento central el colaborar en conjunto.

Baste recordar solamente los terremotos de Chillán en 1939 y de Valdivia en 1960, como asimismo, los severos brotes de influencia de 1918 y 1957.

Esta pandemia en especial, implica para ser superada, que todos y cada uno de los habitantes de este hermoso suelo, hagan algo en forma individual, tan simple, pero a la vez tan importante, como adoptar las medidas de protección y autocuidado difundidas ampliamente.
De nada sirve, como en otras situaciones, el pensar que con lo que haga mi vecino se podrán mitigar sus efectos, cuando yo mismo o mi grupo familiar podemos ser el agente que lo propague.

Las actuales generaciones, que vivimos lo ocurrido en el terremoto del 27 de febrero de 2010, estamos preparados para enfrentar situaciones complejas, sabemos cómo hacerlo, porque comprendimos por la vía de las consecuencias vividas ese año, que la unión y el esfuerzo conjunto, compartido por todos los habitantes de una comunidad, cualquiera sea ella, permite salir adelante.

No podemos restarnos a enfrentar el tema como propio, por asumir que es algo que le sucede a los demás, cuando todos estamos expuestos a contraerlo, o lo que es peor, a expandirlo.

Por tanto, recordemos hoy ese viejo adagio que todos debemos asumir; la unión hace la fuerza.