El Ministerio Público investiga la desaparición del Hércules C-130 de la FACh como cuasidelito de homicidio.
De acuerdo a lo informado por El Mercurio, la Fiscalía cambió la categoría del delito a fines de enero, tras hallar una serie de antecedentes sobre la carga de la aeronave y desperfectos que habría sufrido el avión.
En un documento enviado por la secretaría general de la comandancia en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, los fiscales a cargo de investigación conocieron en detalle, además del cargamento, quiénes participaron de la mantención, los protocolos de revisión de equipaje y dos desperfectos que tuvo la aeronave, detectados por el personal de mantenimiento de la Segunda Brigada Aérea y del Grupo 10 de la FACh.
En el texto, los comandantes del grupo 10 y del grupo de mantenimiento aseguran que no recibieron información de ningún desperfecto en el avión, entre Santiago y Punta Arenas, desde donde iría a la Antártica.
No obstante, tras la tragedia, las jefaturas preguntaron por desperfectos comunicados por la tripulación y “algunos especialistas relataron tener antecedentes”.
El primero de ellos fue comunicado por el cabo primero Leandro Torti, especialista en electrónica y una de las víctimas: consultó si había una repuesto para una pieza encargada de regular el flujo de aire que pasa por el radiador que enfría el aceite del motor, en forma manual o automática. En dos ocasiones, la tripulación fue notificada que no había repuestos disponibles.
De acuerdo a lo consignado por el medio citado, la segunda falla tiene relación con la “indicación de cantidad de combustible en el estanque N°1 y N° 4”. Por lo que se señala que el avión, «mercancía peligrosa»