En el año 2014, el alcalde Carlos Soto junto a un equipo técnico del Departamento de Salud conocieron la experiencia en la municipalidad de Recoleta sobre las farmacias populares. Fue de esta manera que Rengo se convirtió en la primera comuna de la región de O’Higgins donde empezó a funcionar una farmacia popular.
“Partimos con una misión que era internarnos en un tema que la verdad es muy complejo porque no es negocio de la municipalidad tener una farmacia. Pero veíamos con mucha preocupación y angustia cómo los adultos mayores y los pacientes crónicos están sometidos a un verdadero abuso por parte de las farmacias, lo que implica un deterioro en la calidad de vida producto de que no pueden acceder a la totalidad de sus remedios por lo caro que son”, explica Soto.
El jefe comunal de Rengo explicó que la farmacia popular recibe las recetas de los pacientes y empieza a intermediar. “Nosotros vamos con esa receta y cotizamos el mejor valor del mercado» y los medicamentos son adquiridos por el municipio. «Luego de que tenemos los remedios en las farmacias llamamos a los usuarios para que vengan».
Soto señaló que, como requisito absoluto, se requiere estar inscrito en el sistema de salud: “Nosotros ya estamos abriendo las posibilidades y queremos llegar a todos los ciudadanos de la comuna. Estamos cambiando nuestros procedimientos internos y, yo creo que a partir de enero, vamos a estar en condiciones de intermediar remedios no solamente a la gente que está en Fonasa sino que a la gente que está en Isapre o en otras cajas del antiguo sistema”.
“Gracias a los buenos resultados, esta farmacia se ha mantenido de forma independiente, no está asociada a la cadena de farmacias populares que están en Chile. Hemos logrado en el tiempo tener un ahorro en promedio de 63% en todos los productos”, destaca la autoridad.
Soto enfatizó que de momento sólo hay una sucursal de la farmacia popular en Rengo, pero con el tiempo se analizará si es mejor ampliar la existente o se abrirá otra: “Lo que sí, es que la farmacia popular en Rengo llegó para quedarse. No es un tema que esté sujeto a condición o evaluación su permanencia en el tiempo. Queremos sentar precedentes”.
En referencia a los valores de ciertos medicamentos, se puede destacar que, por ejemplo, el Brexotide, indicado en el tratamiento regular del asma, en una farmacia comercial su valor es de $54.999, y en la farmacia popular llega a los $1.974.
En el caso del Artrotin, que es un tratamiento para la artritis, el valor en una farmacia comercial es de $67.999; y en la popular es de $1.871. El Estaprol, que controla los niveles elevados de colesterol, tiene un costo comercial de $71.499, mientras que en la farmacia popular es de $16.632.
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