Famosos de la talla de Madonna no han temido en incrustarse joyas en sus dientes para encandilar a sus fanáticos. Cantantes chilenas como Paloma Mami también se han sumado a la tendencia, que, pese a su espectacularidad, puede conllevar riesgos para la salud bucal.
Marcelo Navia, director de la Escuela de Odontología de la Universidad San Sebastián, recalca que cualquier elemento que altera la anatomía normal de un diente produce mayor retención de placa bacteriana y con ello aumenta el riesgo de desarrollar caries, enfermedad de las encías y halitosis (mal aliento).
“Ejemplo de esto son los pacientes sometidos a tratamientos de ortodoncia, quienes deben procurar tener medidas de higiene prolijas por los brackets instalados en sus dientes”, explica.
Estos elementos “pueden alterar el patrón de mordida del paciente en el caso de que interfieran con ésta, pudiendo ocasionar problemas a nivel dentario, muscular y articular. Finalmente, dependiendo de su superficie que presente estos aditamentos podrían provocar alguna lesión o erosión de la mucosa oral (cara interna de mejillas o labios)”
Según el académico, “incrustar un elemento en un diente requiere al menos realizar un tratamiento químico en la superficie versus mantener la anatomía intacta del diente; si requiere algún tipo de cavidad o lecho para su colocación, implica un desgaste innecesario, que también altera la morfología natural del diente.
El uso de piercing es común entre los jóvenes, quienes también deben tomar resguardos al interferir su cavidad bucal. “Frente a la colocación de piercing se describen varias complicaciones, como inflamación, dolor, dificultad para hablar, alteración del gusto, sangramiento, aumento de la salivación, infección, parestesia, alergia”, advierte Navia.
¿Qué pasa con los piercings en la lengua? “Puede provocar con alta frecuencia desgaste e incluso fracturas dentarias, dada la dureza del metal de dichos elementos”, concluye el académico.