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Entretención

Conoce cómo el príncipe Carlos aseguró la presencia de Camilla en su luna de miel con Diana

DOMINGO, 18 DE AGOSTO DE 2019
Publicado por

Norelis Vilchez

Periodista El Tipógrafo

Lo que sería un viaje de ensueño, se convirtió en una demostración de lo poco que se conocían y en 14 días de sufrimiento en una jaula de oro.


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La princesa Diana tenía 19 años cuando se casó con el príncipe Carlos, y a pesar de los celos, los problemas y las presiones a su alrededor, estaba realmente enamorada de él.

Carlos era su primer amor, mientras que para él ella era la mejor opción para calmar a todos. El príncipe había pasado la barrera de los 30 años y tanto su familia como la prensa esperaban que encontrara una esposa que lo acompañase y por sobre todo, le diera herederos.

Diana era joven, bella, aristócrata y virgen. Nunca había tenido un novio, así que tampoco habría alguien que pudiera chantajearla en el futuro.

El único gran problema era que Carlos estaba perdidamente enamorado de Camilla Parker Bowles, una aristócrata a la que conoció en su época de galán, pero que se había casado con uno de los militares favorito de la Reina Isabel II, Andrew Parker Bowles.

Pese a esto, Camilla hizo sentir su presencia en la relación de Diana y Carlos, de forma fuerte y clara. Aunque al principio Lady Di creyó que la mujer le ofrecía su amistad sincera, pronto se dio cuenta que ella tenía mucha más voz en la relación de lo que imaginaba

De hecho, Camilla la invitó a almorzar para advertirle que no obligara al príncipe a comprometerse, cuando esto ya era un secreto a voces.

“No podía entender por qué ella me seguía diciendo, ‘No lo presiones a hacer esto, no hagas eso’. Ella sabía tanto sobre lo que Carlos estaba haciendo en privado… Finalmente, lo entendí todo”, comentó la princesa a su biógrafo Andrew Morton, quien luego plasmó sus dichos en el libro Diana: en sus propias palabras.

El día de la boda llegó y aunque ambos comentaron a sus cercanos que querían cancelar todo el asunto días antes del matrimonio, ya era demasiada la expectación.

La llamada “Boda del siglo” fue sintonizada por millones de personas alrededor del mundo, quienes pensaron que estaban viendo el final de un cuento de hadas, pero la realidad era muy diferente y quedó de manifiesto en la Luna de Miel.

Lo que sería un viaje de ensueño, se convirtió en una demostración de lo poco que se conocían y en 14 días de sufrimiento en una jaula de oro.

La pareja abordó el yate real Brittania en Gibraltar, el que los llevó de paseo por las costas mediterráneas, incluyendo las islas griegas.

“Recuerdo que lloré mucho en mi Luna de Miel, pero por las razones equivocadas… estaba muy cansada”, afirmó la princesa a Morton. “Yo tenía grandes esperanzas para mí, pero fueron derrumbadas al segundo día”, aseguró Diana.

Pero pese a que serían sus primeros días solos como pareja, Carlos decidió llevar ocho libros de su autor favorito, Laurens Jan van der Post, para discutirlos con ella cuando estuvieran en privado, pero pronto se dio cuenta que ella no era una fan de ese tipo de lectura y que tampoco tendrían mucho tiempo a solas.

“Diana no era lectora y se ofendía porque él prefería hundir la cabeza en un libro en vez de sentarse y hablar con ella. Odiaba sus ‘malditos’ libros”, aseguró Penny Junor, autora de la biografía de Camilla, La duquesa: la historia no contada.

Según Junor, Carlos quería usar el tiempo de su Luna de Miel para nadar, leer, escribir cartas de agradecimiento y pintar.

Pero eso fue sólo la punta del iceberg. Después vendrían varios desaires y comentarios a amigos sobre lo poco interesado que estaba él en ella. “Esa primera noche no fue nada especial”, habría asegurado Carlos a un cercano, según el libro The Diana Chronicles de Tina Brown. “Fue bastante agradable, por supuesto. Pero ella era real y dolorosamente ingenua”, habría agregado.

Según Brown, “Carlos había disfrutado de las mujeres que lo guiaban, lo dominaban y lo motivaban. Estaba acostumbrado a que lo sirvieran, no que lo obligaran a seducir”.

Camilla no sólo se aseguró de estar presente en la boda (incluso se dice que Carlos le hizo un gesto mientras se casaba con Diana), sino que también lo hizo en la Luna de Miel.

Una noche mientras se preparaban para la cena, Diana vio que Carlos usaba unas colleras de oro con el logo de Chanel, que básicamente son dos C entrelazadas. Esto despertó los celos y la ira de la princesa.

“Le dije: ‘¿Camilla te dio esto?’. Contestó: ‘Si, ¿qué tiene? Es el regalo de una amiga»”, recordó. “Tuvimos una gran pelea. Celos, tremendos celos. Era una gran idea las dos C, pero no lo suficientemente astuta”,añadió.

Pero como si eso fuera poco, Camilla volvió aparecer días después. “Recuerdo que cuando abrimos nuestras agendas para discutir algunas cosas, vi dos fotos de Camila… en nuestra Luna de Miel”, aseguró.

Toda la tensión de esos días hizo que la bulimia que sufría Diana desde antes de la boda (y que según ella comenzó por un comentario de Carlos) empeorara.

“La bulimia estaba espantosa. Absolutamente espantosa. Ocurría cuatro veces al día en el yate. Todo lo que encontraba lo engullía y me enfermaba a los dos minutos”, reconoció.

Tras finalizar el recorrido en el yate, se fueron directamente a Escocia, a la casa de descanso de la Reina en Balmoral, la que Diana odiaba profundamente.

“Todo el mundo veía que adelgazaba más y más. Y yo enfermaba más y más”, recordó y agregó que nadie hizo nada por ella.

En ese tiempo Diana no podía sacar a Camilla de su cabeza, ni tampoco la amenaza que ella significaba para su matrimonio. “Mis sueños eran terribles por la noche. Soñé con Camilla todo el tiempo”, reconoció.

“Estaba obsesionada con ella. No confiaba en él. Pensaba cada cinco minutos que iba a llamarla para preguntarle cómo manejar nuestro matrimonio”, sentenció.

Incluso en esa época, Diana contó a sus cercanos lo mal que lo estaba pasando. En varias cartas a su secretaria personal, Jane Parsons, habló sobre la poca relación que existió entre ambos. “La luna de miel fue una perfecta oportunidad para recuperar horas de sueño”, escribió en agosto de 1981.

A pesar que la mayoría pensaba que la pareja vivió un idilio, esas semanas se convirtieron en una época marcada por el dolor, donde Diana también se dio cuenta que su vida no sería para nada cómo ella esperaba.


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