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Columnas de Opinión

Lecciones de generosidad del paro docente

MARTES, 23 DE JULIO DE 2019
Publicado por

Columna de Opinión



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Aún con la incertidumbre de cuál es el destino y consecuencias inmediatas y/o mediatas del paro docente aún en ciernes, los docentes en paro nos han entregado varias lecciones que ojalá podamos internalizar y poner en práctica para sacudirnos un poco de la individualista y egoísta vida en que nos tiene sumido el sistema neoliberal que se nos ha implantado, ya sea por la fuerza de los acontecimientos y/o por la comodidad de dejar que otros piensen y lo hagan por nosotros.

La primera lección, es la generosidad de la mayoría de los docentes de tomar la medida de parar sus funciones, con el riesgo de no ser comprendidos por parte de la sociedad y saber que tendrían que soportar la feroz arremetida en su contra por parte del gobierno y medios de comunicación afines, por defender los derechos no propios, sino de sus colegas de educación diferencial y parvularias, injustamente desposeídas de un derecho que los demás docentes tienen, y que a ellas se les niega. La segunda lección de generosidad es la de seguir luchando por el pago de la deuda histórica, que afecta no necesariamente a ellos, sino a principalmente a los profesores jubilados y pronto a pensionarse. La deuda histórica es otro mal recuerdo de la dictadura, que tan mal trató a los profesores y a la educación pública. La tercera lección es solicitar al ministerio terminar con el agobio profesional (Exceso de burocracia, cursos con exceso de alumnos, doble evaluación, directores autoritarios, seguridad en sus lugares de trabajo, tiempo real en la escuela para preparar clases y revisar pruebas para no hacerlo en sus casas) todo no solo en beneficio personal, sino para prestar un mejor servicio educacional a los alumnos y alumnas.

Los enemigos de la educación pública y desagradecidos de lo que alguna vez le enseño algún profesor, han condenado el paro con el argumento que se perjudica a los alumnos y sus padres, ya que estos últimos no tienen donde dejar a sus hijos cuando trabajan, como si la escuela fuera una guardería infantil o adolescente y no un centro de enseñanza. Olvidan estas personas sin memoria, que los trabajadores nunca han logrado algún derecho sin el sacrificio de una huelga o la pérdida de la vida de alguno de los suyos por defender el derecho de los demás. Derechos que muchos de los detractores de los movimientos gremiales gozan, sin haberse sacrificado nunca por conseguirlos. En cuanto a los niños y adolescentes, rápidamente se pondrán al día en sus materias, y con el tiempo reconocerán que el movimiento docente y el ejemplo de generosidad que implicó, le servirán en su formación integral como personas solidarias y con conciencia social.

José Álvarez Lara


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