Luego de una fuerte presión que ejerció la comunidad, finalmente la empresa Agrosuper decidió paralizar los proyectos de construcción de dos plantas -una en Requínoa y otra en Rengo- donde concentraría cerca de 45 mil cerdos en cada una.
A pesar de que estas iniciativas pretendían modernizar la producción en la empresa y además mitigar los efectos negativos hacia la comunidad, sus alcances no fueron eficazmente socializados, lo que terminó en un rechazo transversal de los vecinos, quienes fueron apoyados por autoridades de ambas comunas.
Las movilizaciones de las comunidades se hicieron sentir en los últimos meses, y Agrosuper no supo revertir comunicacionalmente esta situación.
¿Dónde fallo la empresa que no pudo lograr que la comunidad aceptara un proyecto que pretendía mejorar los procesos de producción y además, reducir los efectos negativos, como por ejemplo, los malos olores?
El experto en la materia, sociólogo e investigador de IdeaPaís, Gabriel Olave, cree que en este caso claramente hubo un problema de comunicación.
“A pesar de sus esfuerzos por socializar los beneficios de estos proyectos, la comunidad entendió que estas iniciativas iban a significar instalar una zona de sacrificio en donde se concentraría la producción de cerdos, generando mayores impactos ambientales en la zona”, dice el investigador de IdeaPaís.
Asegura que “estas incomprensiones se hubieran evitado si se hubieran efectuado reuniones constantes entre la empresa y representantes de las comunidades locales previo al ingreso de estas iniciativas al SEA, en donde Agrosuper explicara transparentemente las características del proyecto. Si hubiera sido del principio, quizás las comunidades locales hubieran tenido mejor disposición a escuchar a la empresa, y esta historia no hubiera acabado con que la empresa retiró el proyecto de la tramitación ambiental”.
Según Olave, Agrosuper debe seguir trabajando en su reputación en la zona, “y para esto, no basta con sólo dar cuenta de la fundamentación técnica de los proyectos, sino que llevar a cabo diálogos con la comunidad que deben realizarse desde el comienzo y no en las fases posteriores”.
«El problema aquí es que las comunidades no se hicieron parte desde la creación y diseño de la iniciativa, sino que en una fase posterior de evaluación. Justamente este hecho, en mi opinión, contribuyó a que Agrosuper no fuera efectivo en la comunicación de estas iniciativas de modernización tecnológica, generando la incomprensión y rechazo de la comunidad”, explicó el sociólogo.
Diario El Tipógrafo intentó obtener la versión oficial de Agrosuper en cuanto a las razones de paralizar estos proyectos, pero declinaron referirse a este tema.
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