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10 consejos para fortalecer el sistema inmunológico en invierno

SÁBADO, 8 DE JUNIO DE 2019
Publicado por

Equipo de Corresponsales


Nutricionista entrega algunas recomendaciones para proteger nuestra salud este invierno, teniendo como base una alimentación sana y equilibrada.


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La nutricionista Ivania Luengo, perteneciente al CECOSF Santa Teresa de Machalí, señala que “cuando le decimos adiós a la época estival y comienzan a bajar las temperaturas, con el frío empieza naturalmente la temporada de resfriados y gripe, donde padecemos de narices congestionadas, fiebre y tos desagradable”. De acuerdo a la experta, es en ese momento donde debemos tomar conciencia y reforzar nuestro sistema inmunológico.

“Una alimentación diaria que sea  sana y equilibrada, ayudará a reforzar nuestras defensas y minimizar el daño que enfermedades respiratorias puedan causar en nuestro organismo”, según explica la nutricionista.

A continuación, la profesional nos aconseja sobre diferentes tópicos que protegen y ayudan a nuestro sistema inmunológico.

Probióticos: Se trata de las bebidas probióticas, un alimento formulado en base a microorganismos vivos seleccionados, fundamentalmente bacterias (lactobacilos o bifidobacterias), que se adicionan para contribuir a estimular las defensas del organismo. Estas bacterias que vienen incluidas en estos productos, tienen ciertas características particulares, como existir naturalmente en la flora microbiana intestinal, permanecer vivas durante el tránsito por el intestino delgado y colon, tener buena capacidad de adherencia al epitelio intestinal y no ser patógenas. ¿Cómo actúan? La flora intestinal humana está compuesta por distintas bacterias beneficiosas que conviven en su debida proporción, de manera que exista un cierto equilibrio. Los probióticos son un verdadero ecosistema que ayuda a mantener este adecuado equilibrio colonizando el tubo digestivo, por lo que mejoran las defensas contra otros microorganismos, colaboran en la digestión de los alimentos y disminuyen la sintomatología alérgica, por nombrar sólo algunos beneficios.

Dos litros de agua al día: Tomar agua en los meses fríos también es necesario, pues el cuerpo debe hidratarse debidamente. Con las bajas temperaturas y su consecuente disminución de sudoración corporal tenemos menos sed, sin embargo se recomienda beber dos litros al día, sobre todo como primera respuesta ante síntomas de resfríos como la fiebre. Cabe recordar que otras alternativas también son el té, infusiones calientes, sopas bajas en grasa y sal, que permitirán reconfortarnos del frío e hidratarnos. Debemos recordar que estas aguas deben ser consumidas sin azúcar para no aumentar su valor calórico, y en lo posible tampoco con endulzantes, para percibir su sabor natural.

Frutas y verduras: Las frutas y verduras son alimentos que nos ayudan a enfrentar el frío en estos meses y a mantener un sistema inmune óptimo. Es importante saber y tener presente que el consumo de vitaminas y minerales es esencial en esta época, como son preparaciones frías a éstas se pueden integrar a guisos o tortillas de verdura en el almuerzo y la cena, cuyo valor nutricional también aporta fibra necesaria en forma diaria, además de frutas cítricas como naranjas, mandarinas, piñas y kiwis, los que ayudan a mantener nuestro sistema inmune saludable aportando cierta cantidad de vitamina c, la  cual es necesaria para  la defensa de nuestro organismo.

Multivitamínicos: Los preparados multivitamínicos (medicamentos o jarabes) nunca sustituyen una alimentación sana. Los naturales sí, como frutas y verduras que contienen otros nutrientes beneficiosos que no se encuentran los suplementos, entre ellos la fibra.

Ojo las embarazadas: Es importante consultar siempre con el médico si se considera que la ingesta de nutrientes no es la adecuada, pues se debe evaluar la necesidad de suplementación vitamínica para cada paciente, y basta tan solo con una alimentación balanceada que sea rica en  fierro, ácido fólico y calcio. Además debemos tener presente que, aunque las necesidades de vitaminas aumentan durante la gestación, cantidades excesivas de algunas de ellas podrían resultar peligrosas (por ejemplo la vitamina a), por lo que, mientras se siga una alimentación equilibrada que incluya muchas frutas y verduras, los requerimientos estarán siempre cubiertos.

Dormir y realizar ejercicio: Dormir lo suficiente también mejora la inmunidad. Al dormir poco las hormonas del cuerpo alteran su ciclo y se secreta más cortisol, la hormona del estrés que baja las defensas, lo que favorece los resfríos e infecciones respiratorias. Las horas adecuadas para dormir van desde las 8 a 10 horas para poder recuperarse de una jornada de trabajo.  Por otro lado, el ejercicio también ayuda a disminuir la liberación de cortisol, el que debe de realizarse en forma diaria, como las caminatas.

Miel o propóleo: La miel de abejas es un antibacteriano y el propóleo sirve como antiinflamatorio para la garganta, lo que evita que se desgarre. Posee factores importantes para el control de inflamación, promoción del control microbiano y los procesos de curación. No es recomendado para pacientes con diagnóstico de diabetes mellitus.

Vitaminas C o remedios homeopáticos: La vitamina c se debe consumir naturalmente, a través de los alimentos como frutas y verduras y no en pastillas. Cabe mencionar que altas dosis de estas pastillas podrían aumentar la absorción de hierro a nivel intestinal, por lo que se afecta directamente órganos como el hígado, el páncreas o el corazón. Por otra parte, los medicamentos homeopáticos,  reducen los síntomas pero no mejoran el sistema inmune.

Eucaliptus: Al igual que la miel y el propóleo, el aceite esencial de eucalipto posee una acción antibacteriana, por lo que sí pueden ayudar a través de inhalaciones con vahos o aplicando ungüentos en niños mayores de 10 años.

Evitar el frío: Lo más útil para no resfriarse es no exponer al frío la nariz y la boca, porque son zonas que regulan la temperatura del aire a las vías respiratorias.  Cubrir esa zona permite entibiar el aire, para que este entre tibio y no produzca daño en la mucosa de la garganta. Es recomendable el uso de bufanda, pañuelos  o cuellos de algodón, lana o polar.  


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