Según relató González, todo comenzó cuando salió con unas amigas a beber alcohol. “Estábamos tomando shots de whisky. Bebí, bebí y bebí, a ver quién bebía más”, recordó Wilma, reconociendo que realizaba esta práctica para ser aceptada en el grupo de adolescentes. “Justo me hice amiga de una chica que era muy rebelde y yo le copiaba para ser popular”, añadió.
“Además yo salía con un niño que era más grande, tenía 19 años. Este chico tuvo relaciones sexuales conmigo, pero yo no me acuerdo de nada. La verdad es que yo me desperté en un hospital con una mujer policía acariciándome la cabeza”, recordó.
Wilma había sufrido un coma etílico, tenía la ropa rasgada, el cuerpo lleno de moretones y el útero desgarrado. “Además encontraron sustancias que yo, por mis propios medios, no las tomé. Pastillas de dormir, no sé si alguien las metió en el vaso”, señaló.
Para poder superar este traumático episodio, la española reconoció que ha ido a terapia psicológica durante 2 años. “No recuerdo el dolor, el forcejeo, lo que puede sentir una persona en una violación, yo era virgen”, reconoció.