De visita en Rancagua el miércoles, Felipe Salaberry, subsecretario de Desarrollo Regional, recalcó que la elección de gobernadores regionales se realizará en octubre del próximo año. Pese a esta postura, el senador socialista Juan Pablo Letelier insiste en la necesidad de postergar el proceso. Según el parlamentario, “lo que ha dicho Salaberry es que la ley que se aprobó, de elección de gobernadores, mantiene la fecha que dice la ley, y eso es así. Mi juicio es que se debe revisar, y el tema no es quien esté más a favor o en contra de avanzar en el proceso de descentralización, porque hay algunos que a veces hacen discursos grandilocuentes sin escuchar bien lo que está planteando la otra persona”.
El legislador PS argumenta por qué es partidario de retrasar las elecciones. “Por dos razones: una, porque creo que es muy importante la ley que está pendiente de rentas regionales, que es relevante. Por otra parte, porque tengo la convicción que lo más conveniente para la estabilidad del sistema político es que la elección de los gobernadores se haga en simultáneo con las presidenciales y parlamentarias, y no desfasadas”, indicó.
Sobre sus esperanzas de que la postergación fructifique, dice que “varios vamos a presentar la iniciativa, esperamos lograr una conversación racional porque cuando se habla en privado muchos están de acuerdo con cambiar la fecha, y reitero, nadie está porque no se haga la elección, pero hay una consecuencia muy práctica de por qué conviene cambiar la fecha”.
Juan Pablo Letelier hace una lectura política para dar a entender su punto de vista. Dice que “lo que ocurre al estar desfasadas las elecciones de gobernadores regionales con las presidenciales y parlamentarias, en un país con alta concentración de la población, es evidente que las coaliciones van a levantar candidatos a gobernadores regionales y se va a producir una distorsión necesariamente al tener candidatos que estén cubriendo grandes territorios, como la Región Metropolitana, que agrupa al 40% de la población”. Agrega que “eso va a incidir en lo que pase en las presidenciales, y a la vez los que pierdan esas elecciones terminan siendo factores de peso político para la elección presidencial y parlamentaria del año siguiente. Y se van a crear desincentivos al interior de las coaliciones, o incentivos, dependiendo si el potencial candidato gana o pierde. Eso es una distorsión al sistema político”.
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