La segunda administración de Sebastián Piñera lo tenía claro cuando llegó a La Moneda en marzo de 2018. Sin mayoría en el Parlamento y con una Cámara de Diputados divida en tres bloques, la necesidad de dialogar y de acercar posiciones con algunos sectores de la oposición sería clave para avanzar en las grandes reformas propuestas en la campaña de Sebastián Piñera.
Y así se entendió en un comienzo, con un gran llamado a la unidad nacional que, poco a poco, se fue diluyendo a medida que avanzó el año, y que terminó por distanciar posturas, entrampando el debate en el Parlamento.
En un escenario legislativo adverso, y con proyectos de ley claves en plena discusión, el gobierno nuevamente asume la estrategia de generar un diálogo fuera del Congreso con una oposición que muestra diferencias en el día a día, y que su mayoría en Parlamento no es sinónimo de que han logrado entenderse como un solo bloque opositor.
Por ello, a partir de este martes, el presidente Piñera comenzará a tener una serie de reuniones con representantes de la oposición, comenzando con la DC. Después será el turno de los representantes del PS, PPD y PR, y también se espera sean invitados el FA y PC.
La propuesta ha sido bien recibido por la oposición. En medio de una crisis de desconfianza, sería un error negarse públicamente a una oportunidad de diálogo, acercamiento y unidad que permita lograr grandes acuerdos en temas país.
La jugada de La Moneda es clara: acercar posiciones para avanzar en materias que no distinguen color político, por el contrario son temas de Estado donde se requiere mayor celeridad.
¿Pero será posible que estas muestras de buena voluntad se vean reflejadas en la discusión parlamentaria?
El 2019 es un año clave para que Sebastián Piñera pueda avanzar en su programa de gobierno y para ello necesita del apoyo de un sector de la oposición. Si no se logran avances en estos diez meses, será mucho más difícil revertir esta tendencia el 2020, en un año electoral (municipales y gobernador regional). Comicios que resultan clave para enfrentar la presidencial y parlamentaria del 2021.
Por ello, la ofensiva del gobierno de buscar acuerdos y acercar posiciones parece una estrategia correcta en un año que –sin elecciones de por medio- permite este tipo de cercanías, pero que –a pesar de mostrar una actitud republicana- no garantiza lograr los esperados avances en el debate legislativo. Habrá que ver qué efectos tiene esta estrategia del gobierno en la concreción de proyectos de ley claves para esta administración.
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