El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua condenó a 10 años de cárcel al cabecilla de una banda dedicada al tráfico de drogas, quien operaba al interior de la cárcel de Rancagua. El sujeto lideraba esta organización, recibía colaboración de familiares, dos funcionarios de Gendarmería, y un comerciante de los alrededores del recinto penal, todos ya condenados en esta causa.
Tras una extensa investigación, la Fiscalía de O’Higgins, a través del fiscal Claudio Riobó, consiguió que se condenara al cabecilla. De acuerdo a los antecedentes, esta indagatoria se inició a fines del 2015, donde pudo establecerse que esta banda dedicada al tráfico de drogas al interior del penal contaba con la colaboración de funcionarios del recinto, además de familiares del principal imputado y un comerciante de las inmediaciones de la cárcel, todos ya condenados anteriormente en esta causa.
Durante el juicio oral, la Fiscalía logró acreditar la activa participación y responsabilidad de Carlos Riquelme Ariz, de 36 años, quien se mantenía recluido en el recinto penal, y era quien coordinaba este negocio ilícito, encargando y comercializando la droga.
El imputado contaba con la colaboración de dos funcionarios de Gendarmería, quienes facilitaban el ingreso de la droga al recinto penitenciario, además de un comerciante que administraba un kiosco en el acceso de la cárcel y familiares de Carlos Riquelme, quienes también colaboraban con la compra de la droga y efectuaban los depósitos bancarios para abastecerse de la misma.
Durante los allanamientos efectuados en 2016 en los domicilios de los imputados, se logró incautar 483 gramos de droga, entre pasta base de cocaína y marihuana, además de tres vehículos que habrían sido adquiridos con las ganancias de la venta de esta sustancia.
El ahora condenado fue sindicado como el cabecilla de esta organización, quien además de recibir la droga para su comercialización al interior del penal, recibía teléfonos celulares con los que le permitía mantener comunicación con el resto de la banda.
Finalmente la semana recién pasada concluyó el juicio oral en su contra, siendo condenado a una pena de 10 años y un día de presidio y al pago de una multa de 40 UTM por su responsabilidad como autor del delito consumado de tráfico ilícito de estupefacientes que sanciona la Ley de drogas.