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Feliz Navidad y Año Nuevo... con puntos suspensivos

VIERNES, 28 DE DICIEMBRE DE 2018
Publicado por

Columna de Opinión



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Los signos ortográficos llamados ‘puntos suspensivos’… dicen lo que las palabras no expresan en su totalidad semántica.

Los puntos suspensivos sugieren o manifiestan con más rigor un determinado sentido, otorgan un mayor alcance semántico a una frase o vocablo; a veces expresan ironía, dolor… al lector hacen imaginar, reflexionar.

Los citados signos en comento hablan claro. Refieren a las llamadas Fiestas de Navidad y de Año Nuevo en razón, en el primer caso, a la celebración del nacimiento de un hombre de carne y hueso que, se dice, tuvo en el mundo un cometido social histórico, y también de carácter espiritual.

Suele usarse la palabra ‘Fiesta’ en vez de ‘Feliz’. No siempre son sinónimos. Noche buena… Noche de paz… Noche de amor… son otras frases.

Las preguntas que corresponden son si el mundo, si la sociedad humana están de fiesta, si están felices, si los seres humanos viven en paz… si existen en la realidad la llamada Noche buena o el Día bueno… y el Feliz Año. O si el año que termina fue mejor que el anterior.

El causante… de todo es ese ser humano que, se dice, nació en Belén -por cierto él está libre de culpa-. Vino al mundo… para establecer el imperio de la justicia, se batió contra los usureros y malvados de su tiempo, contra los mercaderes que usaban entonces el templo para sus negocios. Han pasado algunos años… algunos milenios de esa historia y ¿qué ha cambiado hasta hoy?

Cristo se llama el nacido. Él hizo a través de su mensaje apelación a la conciencia, a la sensibilidad, a la rebelión contra los injustos.

Los regalos constituyen símbolos, son tradiciones que han quedado. Pero los regalos han perdido su real sentido. Lo que no disminuye, lo que no pierde en absoluto es el estado alienante de las masas consumidoras por alcanzar a comprar la baratija que sea para con ella expresar fiesta, felicidad, paz, aunque sea por unos breves minutos…

Antes… eran de preferencia los niños los destinatarios de tales obsequios, hoy… los receptores son los mayores. Estos son los principales celebrantes de lo que cada cual entiende por la fecha del nacido en Belén. Se han ampliado los universos consumidores, por lo tanto, la fiesta es de los mercaderes de objetos y de ilusiones. Para qué decir cuánto aportan los medios de comunicación a ese festín pecuniario, fenicio; la publicidad se inicia meses antes, esos medios tienen que ir creando la ‘necesidad’… Se vive el reino de los falsarios.

De seguro que al día siguiente de las pasadas ‘fiestas’ navideñas se contabilizan los caudales, los volúmenes amasados, las faltriqueras se hinchan a reventar. También está la otra parte: el dolor de la insatisfacción, del vacío, de lo transitorio, de lo efímero de todo, del sinsentido de la pirotecnia del Año Nuevo.

Y si de niños se trata… ¿Cómo serán la Navidad, y el Año Nuevo de los 350 millones de infantes que en el mundo trabajan en condiciones infrahumanas, cruelmente explotados produciendo para los consumidores, y acrecentado las ganancias de sus explotadores? Y… ¿Cómo será la Navidad de los niños chilenos ‘residentes’ en las cárceles del Sename? Y… ¿Qué hacer con los impíos, con los crueles de este tiempo?

Así… la Navidad… suele transformarse en Vanidad…

Se atribuye al rey Salomón la expresión ‘Vanitas vanitatum omnia vanitas’, es decir, ‘Vanidad de vanidades, todo es vanidad’. El señalado personaje alguna sabiduría parecía tener …

Carlos Poblete Ávila,
Profesor de Estado


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