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Editorial

Editorial: Cambios al sistema electoral

MIÉRCOLES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2018
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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28 años debieron pasar para que una elección parlamentaria en Chile no se llevara a cabo bajo el sistema binominal. Fue en 2017 cuando debutó el método D’Hondt, un sistema electoral proporcional que prometía mayor representación –ya que el Binominal favorecía a las dos principales coaliciones- pero que también permitió elegir diputados con muy baja votación, producto del alto nivel de apoyo de sus compañeros de listas, situación conocida como ‘arrastre’.

De esta forma, la última elección permitió mayor representación (hay 16 partidos políticos representados en la Cámara Baja) y una renovación de nombres (de los 155 diputados electos, 81 llegaron por primera vez).

Resultados de un sistema proporcional donde la gente termina votando finalmente por la lista, pero que permite generar mayor representatividad en algunos grupos históricamente más excluidos, como las mujeres y las minorías.

Bajo este escenario, en el Congreso ya se debaten dos proyectos de ley que buscan evitar que en las próximas elecciones parlamentarias se produzca el llamado «arrastre». En marzo de 2018, del total de diputados que comenzaron este nuevo período, 31 lo hicieron con menos del 5% de los votos, incluso cinco de ellos bordearon el 1% de los sufragios.

La iniciativa propone que se proclame electos a los candidatos que hayan obtenido las más altas mayorías individuales de cada lista; pero además, los candidatos que obtengan menos del 3% de la votación deban ceder su cupo al compañero de lista que -pese a tener mayor respaldo ciudadano- no haya sido escogido por la existencia de un pacto dentro de la misma lista.

Toda discusión que permita perfeccionar el actual sistema electoral es bienvenida, si lo que se pretende es cautelar la decisión de la ciudadanía.

Pero es clave generar voluntad política para lograr efectivos avances en su discusión legislativa. Así como fue necesario modificar los vicios del sistema binominal, también es una buena señal querer perfeccionar un sistema que nació para entregar mayor representación, pero que terminó perjudicando a algunos que en las urnas lograron mayor adhesión de la ciudadanía.


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