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Programa de precipitación artificial en Alto Cachapoal permitió aumento de caudal de hasta 15%

LUNES, 15 DE OCTUBRE DE 2018
Publicado por

Alex Savoy


El objetivo es disponer de mayor cantidad de agua a los sectores productivos, como es el consumo humano, la agricultura, generación eléctrica y minería.


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En la zona cordillerana del Alto Cachapoal se desarrolló el trabajo de sembrar las nubes con yoduro de plata, con que concluyó la decimosexta temporada del Programa de Modificación del Tiempo Atmosférico, más conocido como Siembra de Nubes.

El propósito de este programa es mejorar la oferta hidrológica en el río Cachapoal incrementando las precipitaciones en la cordillera. Este año fueron diez los equipos en operación.

“A pesar de la escasa precipitación, logramos operar los equipos en la zona cordillerana y seguimos haciéndolo porque los cambios en el clima son una realidad”, indicó Robert Hilliard, gerente de la Junta de Vigilancia del Río Cachapoal Primera Sección, a cargo del programa.

Hace 19 años que la organización de usuarios de aguas lleva adelante el programa de Siembra de Nubes que busca aumentar el caudal del cauce natural y disponer de mayor cantidad de agua a los sectores productivos, como es el consumo humano, la agricultura, generación eléctrica y minería.

El efecto que causa el sembrado de las nubes con yoduro de plata permite incrementar la precipitación sólida y así lograr acumular nieve durante la temporada invernal. Para que ello ocurra, de todas formas es necesario contar con condiciones específicas como calidad de las nubes, oportunidad de siembra, grado de actividad de los sistemas nubosos, intensidad de las corrientes de aire, entre otras.

Las estadísticas indicarían que el programa funciona. El año pasado, experto de la Texas Tech University, Archímedes Ruiz, realizó un análisis estadístico profundo que determinó un aumento en los caudales del orden de entre el 13-15%.

Asimismo, el Departamento de Meteorología de la Universidad de Valparaíso finalizó el proyecto regional, el primero en el país, que buscaba ver la efectividad del programa y comprender el comportamiento de las nubes.

“Nosotros iniciamos la idea incrementar la precipitaciones el año 1999 y hoy la tecnología, el conocimiento académico y científico nos permiten contar con información para precisar los lugares y operación de los equipos, y desarrollar información que en la región no hay: identificar el tipo de nubes aptas para sembrar, la dirección particular del viento en los lugares donde están instalados los equipos, herramientas que nos permiten optimizar la ubicación de los equipos”, precisa Hilliard.


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