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El pobre cerebro

VIERNES, 12 DE OCTUBRE DE 2018
Publicado por

Columna de Opinión



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En Chile, por lo menos 1 de cada 3 niños tiene un retraso en su desarrollo socio-emocional y cognitivo, (por ejemplo, en lenguaje) al momento de ingresar a 1º básico. Esto significa que tales niños no están preparados para el colegio y en consecuencia es probable que su rendimiento escolar sea muy bajo. Estos niños, a menudo, no están motivados para aprender y no quieren ir al colegio. Después de haber terminado la enseñanza media con dificultad, sus oportunidades laborales son desalentadoras y muchas veces caen en situaciones de vulnerabilidad social.

Pero, ¿por qué ocurre esto? El desarrollo cerebral temprano determina las habilidades del niño para aprender y para tener éxito escolar y laboral en el futuro. Desde el nacimiento hasta los 5 años de edad el cerebro infantil se desarrolla más que en cualquier otro momento de la vida. A los 5 años ya creció a un 90% del tamaño del cerebro adulto, pero lo realmente importante son las conexiones neuronales que se forman a esta edad. Los primeros años de vida ofrecen la mejor oportunidad al cerebro para formar las conexiones neuronales que se necesitan para poder moverse, pensar, comunicarse, sentir, controlar los impulsos, solucionar problemas y motivarse. Si estas conexiones esenciales no se forman durante la infancia, es mucho más difícil que se formen después en la vida (y es probable que se pierdan para siempre).

¿Qué podemos hacer para prevenir estos problemas? Las palabras mágicas son: estimulación temprana. Desde el nacimiento, los niños desarrollan conexiones neuronales a través de sus experiencias cotidianas (buenas o malas). La calidad del cuidado infantil, la estimulación y la interacción positiva con personas significativas durante la infancia marcan toda la diferencia. Padres y educadores sensibles que prestan atención, respondan e interactúen con el niño, literalmente, están construyendo su cerebro.

¿Cómo podemos estimular el cerebro de los niños concretamente? Primero, hay que apagar las pantallas bidimensionales (TV, celulares, tablets), el mundo del niño tiene que ser tridimensional, concreto y tangible. Actividades que fomentan el desarrollo de conexiones cerebrales son: hablar, leer, cantar y jugar con ellos, deporte, paseos y viajes, tiempo en la naturaleza, expresiones artísticas (música, danza, artes) y actividades culturales (fiestas folclóricas, museo, teatro). En resumen, la adecuada estimulación temprana es uno de los mejores regalos que podemos entregar a nuestros niños.

Regina T. Lohndorf

Académica Instituto de Ciencias de la Educación

Universidad de O’Higgins


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