A principios de agosto, dos drones explotaron en medio de un acto militar en Venezuela. Desde el gobierno venezolano hablaron inmediatamente de un atento en contra del presidente Nicolás Maduro. Y este fin de semana, el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, manifestó que un funcionario de la embajada de Chile en Caracas habría tenido participación en este hecho.
Por ello, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile reaccionaron de forma inmediata y aseguraron que se presentó una nota de protesta ante Venezuela. La medida se toma tras una reunión entre el Secretario General de Política Exterior de la Cancillería, Patricio Torres, y el encargado de Negocios de Venezuela, Arévalo Méndez. En el documento se expresa el rechazo de La Moneda a las «gravísimas y calumniosas insinuaciones y amenazas» de parte del gobierno de Venezuela.
Incluso, el Canciller, Roberto Ampuero, calificó esta acusación como un acto «irresponsable» de parte del gobierno de Nicolás Maduro.
La respuesta diplomática que ha dado el gobierno chileno ha sido la adecuada, ya que deja de manifiesta la gravedad de este tipo de acusaciones, “que no tienen credibilidad” y que serían maniobras “que buscan distraer la atención de la gravísima crisis humanitaria que enfrenta” hoy Venezuela.
Pero acá también urge por parte de Venezuela una rectificación a sus dichos o que, por el contrario, demuestre con pruebas fehacientes la imputación que está realizando. Nada puede ensuciar el nombre de Chile en materia de política internacional, especialmente porque desde los años 90 ha destacado por basarse en el respeto a los estados soberanos, al derecho internacional, a la democracia, y a los derechos humanos.
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