Una incómoda situación vivió el pasado martes 10 de julio el abogado experto en Derecho Constitucional, Jaime Bassa, cuando participó de una sesión de la comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados. En la oportunidad, el profesional fue criticado por dos parlamentarios –los diputados José Pérez (PR) y Osvaldo Urrutia (UDI)- por su vestimenta. En resumen, le exigieron usar corbata y chaqueta cuando vuelva a participar de una instancia en el Congreso. Entre otras cosas, los legisladores exigieron “cierto respeto y dignidad”.
Por ejemplo, José Pérez (PR), manifestó sentirse «molesto e incómodo de que venga así tan suelto de cuerpo”; a quien se sumó Osvaldo Urrutia, señalando que su vestimenta «constituye una verdadera falta de respeto a los que nos esforzamos por venir vestidos adecuadamente a las sesiones».
Y aunque Jaime Bassa dio a conocer sus pergaminos -es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, doctor en derecho de la Universidad de Barcelona, magíster en Derecho de la Universidad de Chile, magíster en Filosofía de la Universidad de Valparaíso- esto no fue suficiente para los legisladores. Eso sí, otros diputados salieron en su defensa.
El video de esta incómoda situación fue viralizado por el parlamentario de Revolución Democrática, Jorge Brito, generando una serie de comentarios.
Tras este episodio, quedan varias lecciones: Por ejemplo, los criterios a partir de los cuales medimos el respeto y la dignidad, como lo exigieron los diputados que cuestionaron al abogado: ¿Será a través de nuestros actos o conductas; o simplemente será por la apariencia o la forma de vestir?
Aún entendiendo que ciertos espacios –como por ejemplo el Congreso, La Moneda o los Tribunales- exigen ciertos criterios en la forma de vestir –porque tampoco se trata de caer en los extremos de la informalidad- lo cierto es que la seriedad para hacer políticas públicas no está relacionada a una chaqueta o una corbata.
Y es en este punto donde se debe enfocar el debate: Se necesita contar con autoridades preparadas, que representen los intereses de la ciudadanía, cuyas conductas estén basadas en la probidad, la transparencia y la ética. Características que van más allá de usar una corbata o una chaqueta.
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