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Editorial

Editorial: Perseguir el silencio cómplice  

VIERNES, 13 DE JULIO DE 2018
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Un nuevo golpe recibió la Iglesia Católica chilena. Fuertemente golpeada por los casos de abusos sexuales que involucran a sacerdotes, este jueves se sumó la detención del ex canciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz Toledo, quien es investigado por siete casos de abuso sexual y estupro contra menores de edad. Las diligencias las encabeza el fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias. Uno de estos hechos habría ocurrido en Rancagua.

En enero pasado, poco antes de la visita del Papa Francisco a Chile, el religioso se autodenunció por hechos de estas características. Sin embargo, esta información solo salió a la luz pública recién en mayo.

La situación del ex canciller del Arzopispado de Santiago es mucho más compleja, ya que según lo que señala el fiscal, estos delitos  no están prescritos y  la responsabilidad penal es plena.

Pero además, el Ministerio Público busca ahondar en la responsabilidad de quienes podrían haber actuado como encubridores de estos ilícitos al interior de la Iglesia.

Según antecedentes que maneja el Ministerio Público, existirían documentos eclesiásticos donde figurarían las acusaciones en contra de Oscar Muñoz por abuso sexual y estupro entre 2002 a 2018. Antecedentes que deberían haber estado en conocimiento de sus superiores. Sin embargo, no hubo denuncias ante la justicia civil.

La desconfianza que se ha generado en relación a la Iglesia Católica obliga a una depuración que vaya mucho más allá de quienes cometieron los abusos.

El silencio cómplice o el encubrimiento de quienes supieron de estos hechos y no colocaron los antecedentes en la justicia cuando correspondía, es de una gravedad tal que tampoco deben quedar en la impunidad.

Quienes estuvieron en conocimiento de denuncias, pero prefirieron callar, con su silencio jugaron un papel que -de una u otra forma- permitió que estos hechos siguieran ocurriendo.

Una cadena que terminó por vulnerar a un grupo de menores que con los años se atrevió a sacar la voz y denunciar públicamente esas dolorosas situaciones.

Perseguir los encubrimientos es clave. Tan necesario como hacerlo con quienes cometieron los delitos.


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