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Educación con patines: ¿Por qué la gente prefiere un colegio particular  antes que uno municipal?

MARTES, 19 DE JUNIO DE 2018
Publicado por

Columna de Opinión



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Asumo que la pregunta es polémica. Y lo es porque expone sin eufemismos una verdad que duele aceptar, esto es, que luego de tantos esfuerzos la reforma fracasó en su intento de re-prestigiar la educación pública. De hecho, y no obstante, el empeño sistemático por denostar y lesionar la gestión de la educación privada, y en especial a la particular subvencionada, con el único objetivo de recuperar matrícula para las escuelas y liceos municipales, la gente sigue prefiriendo la educación particular.

Es lo que confirma la reciente investigación de Fontaine y Urzúa: «Educación con patines» (2018). La pregunta es por qué se nos prefiere. Y vale la pena indagar los argumentos, cuando estamos próximos a iniciar otro proceso de admisión con el nuevo sistema implementado por Mineduc.

Para los apoderados las razones pueden ser obvias, incluso intuitivas, pero otra cosa es cuando se investiga en profundidad y las hipótesis se convierten en certezas avaladas por datos fehacientes. Es lo que hace Arturo Fontaine y Sergio Urzúa, sus conclusiones no solo confirman que la población no está equivocada en sus intuiciones a la hora de preferir una educación a otra, sino además son lapidarias.

Uno de los primeros factores de preferencia es el mayor orden y disciplina que existe en los colegios particulares, incluso sin selección. Y es sabido que un ambiente de trabajo disciplinado influye directamente en los aprendizajes de los estudiantes.

Por lo tanto, pesa un segundo factor de preferencia, que es la protección de los hijos. Junto con ello, la educación particular brinda un mayor sentido de pertenencia y comunidad de vida. Y en un mundo lleno de incertidumbres, ese sentido de pertenencia se convierte en un recurso de inestimable valor. Agregue a ello mayores expectativas de continuar estudios, y el círculo de preferencias se completa.

Hasta ahora, la autoridad no se ha hecho cargo de esta realidad porque el foco estaba puesto en evitar la selección. La Ley de inclusión quitó a los directores poder de decisión sobre los estudiantes y comunidades, pero no se tomó en cuenta el impacto negativo que ello tendría en el clima de aula, en la formación y en los aprendizajes. De este modo, hoy más que antes, la gente está atenta al colegio en donde estudiarán sus hijos y con quiénes se rozarán allí, que es justamente lo que se quería evitar.

 

Presidente Fide O’Higgins, rector colegio Amada Sofía; P. Humberto Palma.


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