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Editorial

Editorial: Relación Chile-Bolivia después de La Haya

MARTES, 20 DE MARZO DE 2018
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Este lunes comenzaron los alegatos orales por la demanda marítima de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

El país altiplánico, que busca que el Tribunal obligue a Chile a negociar una salida soberana al mar, dio inicio a esta etapa clave en el litigio, en una jornada donde también la tensión se vivió fuera de la Corte Internacional de Justicia, con declaraciones cruzadas en las que se vieron involucrados inclusos los presidentes de Chile y Bolivia.

Ejemplo de lo que han sido los últimos años de una relación bilateral que no ha estado exenta de conflictos: Desde la la ofensiva comunicacional y diplomática de Evo Morales que más de un dolor de cabeza le dio al gobierno de Michelle Bachelet, hasta el complejo clima que se vivió tras la detención de ciudadanos bolivianos en Chile.

Pero en medio de este clima de tensión, surge una interrogante válida si queremos tener una visión de futuro: cómo y en qué condiciones se podrá retomar una agenda común entre Chile y Bolivia. Porque aquí surge la necesidad de direccionar una relación bilateral que en los últimos años ha estado marcada por la demanda boliviana en La Haya, a lo que se suma el conflicto por el río Silala.

Por ello, el desafío es no maritimizar la relación bilateral. Y en ese sentido, las señales desde La Moneda siempre han sido claras, abriéndose al diálogo, tal como lo señaló el presidente Sebastián Piñera.

Sin duda que tras la demanda marítima interpuesta en 2013 se tensionó la relación entre ambas naciones. De ahí la necesidad de avanzar en una agenda común, que busque recomponer el diálogo y privilegie el bienestar y desarrollo de ambos países.

Esa es la señal que debe venir desde Palacio Quemado: la voluntad de querer avanzar en una agenda que  recomponga confianzas, y que permita mejoras en distintas áreas, como en materia fronteriza, seguridad, defensa, cooperación económica, cultural y tecnológica. Dejar atrás discusiones históricas ya zanjadas y que, de una vez por todas, poner los esfuerzos en una agenda común que permita mayor desarrollo y bienestar para ambos pueblos.


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