Incierta. Quizás ese es el calificativo que rodea la cabeza de ambos comandos para definir la segunda vuelta presidencial del próximo domingo.
Incierta, porque el voto voluntario hace impredecible saber cuántas personas irán a votar.
Incierta porque no existe ninguna medición –sondeo o encuesta- validada que permita anticipar en parte el resultado del domingo.
Incierta porque existe incertidumbre respecto a cuantos votos de los que obtuvieron los candidatos que no pasaron a segunda vuelta serán traspasados a Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, aunque la experiencia nos indica que muchos de los votos ‘derrotados’ se quedan en la casa y tiende a bajar la participación en segunda vuelta. Así pasó el 2013, por ejemplo.
Incierta porque en esta última etapa de campaña, ambos candidatos cometieron tantos errores no forzados que complicaron aún más la decisión de los indecisos.
¿Y después de la elección del domingo, qué? El candidato ganador deberá centrar su trabajo y esfuerzo en planificar cómo enfrentará las demandas y necesidades de los chilenos en los próximos cuatro años. Con una ciudadanía más empoderada y que exige resultados más inmediatos, la nueva administración heredará varios temas que reventaron en la administración Bachelet y que no tuvieron solución: Sistema de pensiones, el CAE, la salud pública, la educación superior técnica y profesional, el crecimiento y la inversión, el matrimonio igualitario, seguridad, entre otros, se tomarán la agenda.
Ardua labor para una administración que además, enfrentará un nuevo escenario político, donde el Congreso, después de 25 años, tendrá tres marcadas fuerzas políticas, que obligará a una política de los acuerdos si se quiere avanzar en materias de alto quorum.
Los chilenos tienen la palabra este domingo. El voto es clave para decidir cómo enfrentaremos os desafíos que nos impone la llegada de la nueva década.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas