Hoy por hoy, el vehículo motorizado, en nuestra sociedad se ha convertido en un bien de primera necesidad, siendo el medio de trasporte por excelencia en el ámbito de nuestra vida cotidiana familiar; y además, porque en la vida laboral, para muchas personas, es una herramienta de trabajo.
El robo de vehículos motorizados, así como la comercialización de éstos, sus partes y piezas, se ha convertido en un verdadero fenómeno delictual, por consiguiente, la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos de la Fiscalía de O´Higgins, se encuentra investigando dicha realidad, sus alcances y mercados delictuales asociados.
Cabe precisar, que existen una serie de delitos relacionados a este fenómeno, tales como: robo de vehículos motorizados propiamente tal, receptación, estafas, apropiación indebida, falsificación de instrumento público, aquellos ilícitos establecidos en la ley de tránsito referente a la manipulación y falsificación de placas patentes.
Por otro lado, existen diversas formas de comisión o modos operandi, partiendo por una de las más graves, ya que se utiliza violencia e intimidación en los conductores y ocupantes de los vehículos, los llamados “portonazos”; asimismo, en otros, el uso de la fuerza se dirige a los mecanismos de seguridad del vehículo y también los más reciente y sofisticados “inhibidores de señal” que vulneran la configuración de los dispositivos de alarma y cierre centralizado.
Es así, que la Fiscalía se está haciendo cargo de dicho fenómeno, a través de una investigación penal integral, tendiente a atacar los eslabones delictuales de esta cadena, ejerciendo la persecución en contra de los proveedores; quienes roban o sustraen los vehículos, sus partes o piezas; los reducidores; quienes poseen contactos para comercializarlos, así como proporcionar puntos de acopio; el consumidor final y personas que se encargan de modificar las características de los vehículos a través de modos de comisión como “gemeleo” (generar la existencia de dos vehículos de iguales características con la misma patente) o “clonaciones” (adquisición maliciosa en una subasta pública de un vehículo siniestrado para suplantarlo o “ camuflarlo” por un vehículo robado de iguales características).
La tarea por realizar, consiste en bajar los índices delictuales e identificación de imputados prolíficos y bandas criminales de mayor o menor organización y llevarlos a los tribunales de Justicia, sin embargo esta tarea es transversal, debiendo existir, en la investigación, una triangulación virtuosa entre tres actores: Comunidad, Policía y Fiscalía.
Una comunidad organizada es primordial y estratégica, y puede contribuir exitosamente al esclarecimiento de este tipo de delitos, y con ello a la recuperación de vehículos e identificación de los autores del ilícito.
Para la Fiscalía fundamental resulta, participar y vincularse con representantes de la comunidad organizada como Juntas de Vecinos y participar como miembros permanentes en los Consejos Comunales de Seguridad Pública lo que nos permite a los Fiscales pesquisar datos e información en terreno.
Por último, otro aspecto relevante es el trabajo cercano y permanente que debe existir con las policías, con el fin de recopilar en cantidad y calidad de antecedentes para el esclarecimiento de este tipo de delitos, lo que lleva implícito la existencia de una de cadena virtuosa consistente en que el “dato” sumado otro “dato”, debe transformarse en información, su adecuado tratamiento y análisis, lo torna en antecedentes o elementos de incriminación, para que finalmente se convierta en un medio de prueba.
Mauricio Maturana Catalano
Fiscal adjunto de la unidad de Análisis Criminal de O’Higgins
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