Una “misa de purificación” es lo que se tenía previsto realizar en la Catedral de Osorno, en apoyo al obispo Juan Barros. Eucaristía que sería presidida por el sacerdote exorcista de Rancagua, Luis Escobar y se llevaría a cabo a raíz de las protestas registradas en ese templo contra el eclesiástico, luego que se le vinculara al cura Fernando Karadima.
Pese a esto, el Obispado de Rancagua no autorizó la presencia del sacerdote rancagüino en la eucaristía, y mediante un comunicado dieron a conocer las razones de la negativa.
Es así como explican que la labor de un exorcista se circunscribe a la jurisdicción eclesiástica donde su obispo lo ha designado, por lo que la acción de un exorcista supone actuar con “la necesaria y máxima circunspección y prudencia”, esto según el Ritual de Exorcismos, frente a una eventual posesión del demonio.
En la misiva agregan que “ante la actual situación de la hermana Iglesia de Osorno, lo que se requiere de todos los miembros de esa Iglesia diocesana es un espíritu de diálogo y de fraternidad para construir la unidad eclesial. La oración y la penitencia son los medios fundamentales para el logro de ese objetivo”.
Un grupo de laicos osorninos había anunciado la participación del exorcista, certificado por el Vaticano, en la iturgia anunciada para el próximo domingo 3 de diciembre para purificar el templo tras las protestas contra Barros por sus vinculaciones con el cura Fernando Karadima.
Esto es producto de que desde que asumió el cargo, el 21 de marzo de 2015, opositores a su presencia en la zona han realizado en diversas oportunidades manifestaciones en rechazo a su persona, lo que provoco que sus adherentes realizaran esta liturgia de “purificación”, por los hechos acontecidos en el templo.
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