Desde la raíz hasta la flor, cada parte de esta planta tiene propiedades “milagrosas”; esas son las características que hoy día se le atribuyen al topinambur, un cultivo desconocido en Chile que tiene cualidades nutricionales y curativas insospechadas y que hace un par de años una emprendedora de la región de O’Higgins está produciendo para masificarlo en nuestro país.
Rosella Ponce era una funcionaria de un banco hasta que una fibromialgia, enfermedad que se caracteriza por el fuerte dolor muscular, la forzó a modificar su estilo de vida. En ese cambio dejó el mundo financiero y se mudó a San Vicente de Tagua Tagua, donde entre la tranquilidad del lugar comenzó a estudiar nutrición natural y dietoterapia, lo que la llevó a descubrir y entender cómo el topinambur le podría ayudar a aliviar sus dolores.
“Empecé a investigar y descubrí que el topinambur es apropiado para todos los problemas de salud que estaba pasando, y los que sufren los chilenos en general, como la diabetes. Esta planta me sirvió para mi enfermedad, pero además es muy rica de sabor, incluso en Europa se ocupa en la comida gourmet”, explicó Ponce.
Rosella comenzó a tomar baños de tina con partes del topinambur y se dio cuenta de que tras esto su dolor comenzó a disminuir y, en consecuencia, su calidad de vida mejoró.
Este tubérculo tiene un gran potencial medicinal debido a que es rico en inulina, que es un glúcido (azúcar) presente en las frutas con la virtud de ser tolerable para los diabéticos. Además, contiene lactobacilo, un estimulador de la lactancia materna, antitumoral y con propiedades anticolesterol.
Luego de descubrir los innumerables beneficios que se generan al consumir este tubérculo y gracias al financiamiento de Corfo y el Gobierno Regional de O´Higgins a través de un PRAE, Rosella decidió crear Nutramore, una empresa familiar dedicada al cultivo agroecológico, especializada en la producción de alimentos funcionales a base del Topinambur.
“La producción se efectúa bajo la premisa de agricultura limpia, libre de agroquímicos y con un proceso de deshidratación a baja temperatura, lo que permite asegurar la preservación de los nutrientes de este alimento funcional”, destaca César Quezada, Ingeniero en alimentos de la PUCV y asesor comercial y técnico de Nutramore.
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