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Comentario jurídico: Voto voluntario, voto obligatorio

JUEVES, 16 DE NOVIEMBRE DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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Con motivo de la proximidad de las elecciones presidenciales, parlamentarias y de core, se ha reabierto el debate acerca de si el sufragio debe ser voluntario, como lo es hoy, o se debe retornar al sistema antiguo, en que era obligatorio.

Me permito proclamar como uno de los logros más relevantes de los últimos decenios el otorgamiento de la voluntariedad al sufragio, cumpliendo con la aspiración de millones de compatriotas y acercándonos a los países más civilizados del planeta, en los cuales el voto tiene esa calidad.

La voluntariedad del voto descansa en un principio de libertad que es de la esencia en las sociedades modernas: elegir a las autoridades es un derecho, el pueblo es el soberano, el llamado a seleccionar a quienes ejercerán los poderes ejecutivo y legislativo, y es absurdo pretender que el soberano sea obligado a ejercer un derecho que es de su esencia y le pertenece desde que cumple 18 años de edad.

Pero, más allá de la doctrina, el logro extraordinario, que muchos parecen no haberlo comprendido o apreciado, es que le arrebatamos a la clase política, encastillada en los mismos partidos de siempre, un privilegio, la razón de su monopolio que tanto daño causa, cual es la obligatoriedad del sufragio. Forzados los ciudadanos a votar, aun contra su voluntad, sencillamente le obsequiamos a los partidos políticos la llave de su dominio, de su rigidez, de su ausencia del panorama nacional, del encastillarse en las alturas y en sueños ideologizados, abandonando la realidad. Para muestra, un botón. Se sigue insistiendo en reemplazar la actual constitución, en circunstancias que las encuestas nos dicen que solo un 2% de los ciudadanos tiene interés en ello, es decir, no es un tema relevante para la sociedad chilena. Sin embargo, se insiste en el llamado proceso constituyente, contra la voluntad nacional mayoritaria.

Volver al voto obligatorio significaría que los ciudadanos de a pie renunciamos a un arma tremenda, que nos pertenece. Pero, tampoco parecen haberse percatado muchos observadores del escenario nacional, que en la intentona de volver al voto obligatorio hay una cuestión económica no menor, de orden financiero. Luego de cada elección, el estado, o sea, nosotros, los ciudadanos que tributamos, paga por cada voto recibido por los candidatos y partidos. Si la abstención es muy elevada, lo que les quita el sueño a los partidos no es tal hecho, porque igualmente son electos y acceden a los cargos que sus ambiciones le indican, lo que se produce es que pierden mucho, pero mucho dinero. Menos votos, menos devoluciones.

Asimismo, el voto voluntario obliga a tener buenos candidatos que entusiasmen a la gente y vaya a votar por ellos.

En doctrina constitucional, y por las razones prácticas esbozadas, creo que debemos defender el voto voluntario.

Mario Barrientos Ossa

Abogado

Magister en Derecho U. de Chile


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