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Comentario jurídico: Los distritos uninominales

JUEVES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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En pasados comentarios, nos referimos a la conveniencia de ir hacia distritos uninominales, cambiando radicalmente el esquema actual para la elección de la Cámara de Diputados.

El mencionado sistema consiste en dividir el país en tantos distritos cuantos cargos se contemplan en la Cámara, y elegir un solo diputado en cada uno de ellos.

Al obrar del modo señalado, pueden presentarse como candidatos todos los que lo deseen, sean apoyados por partidos, sea mediante la recolección de un número de firmas, igualando de modo completo a los miembros de partidos con los independientes, lo que es un anhelo de muchos años, incumplido aún.

En este sistema no se necesitan pactos electorales, no se usa la calculadora para determinar cifras repartidoras, ni se eligen diputados por arrastre, a veces con un número insignificante de votos, como se produjo el domingo pasado.

Simplemente, el que obtiene más sufragios, es elegido y representa al distrito. Más aún, se puede considerar que el electo lo sea por mayoría absoluta, y que si ninguno la obtiene, se haga una segunda vuelta entre las dos primeras mayorías de cada distrito.

Con este sistema, se obtienen numerosos resultados positivos para el país, a saber: el primero, no se necesita ser miembro de un partido, ni tener tutores, cualquiera puede postularse; el segundo, se elige al que obtiene más votos, simplemente, de modo transparente; el tercero, iguala a miembros de partidos y a independientes; el cuarto, se obtiene un Parlamento sólido, con personas elegidas por sus conciudadanos con un elevado porcentaje de aprobación.

Si alguien piensa que lo dicho antes es una novedad, lo sacamos de inmediato del error. En el sistema parlamentario inglés se usa desde hace largos años, con reiterado éxito. Y nadie puede poner en duda la legitimidad y carácter ejemplar de la Cámara de los Comunes. Y en Chile, se usa actualmente para elegir a los alcaldes, que van en listas unipersonales. Se trata de extender a los parlamentarios un sistema ya usado para los alcaldes.

Pues bien, las pasadas elecciones, en que observamos el espectáculo de diputados elegidos con el 0,99% de los votos (Natalia Castillo en el distrito 10), con poco más de un 1% (Winter, en el mismo distrito 10), entre otros casos, demuestra que el sistema actual está llevando a la Cámara a diputados sin peso propio, lo que le resta solidez al trabajo parlamentario y le resta prestigio a la Cámara, en momentos en que la política debe prestigiarse, por necesidad nacional. Es el momento de insistir con los distritos uninominales.

Mario Barrientos Ossa

Abogado

Magister en Derecho U. de Chile

 


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